sábado, 23 de abril de 2011

~Capítulo 1O~

3 Agosto, 2011:
Los primeros rayos de sol entraron por la ventana chocando contra mi rostro. Parpadeé varias veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz. Me levanté y me dirigí al baño. Me miré en el espejo ¡Dios, qué pelos! ¡qué ojeras! ¡qué espanto de cara!
Me di una relajante y refrescante ducha que hizo que mi cara pareciera realmente una cara. Cuando acabé me lié la toalla al cuerpo y fui a mi habitación.

-Yo: ¿Justin? ¿Qué haces aquí?
-Justin: Gracias por saludar -bromeó- Buenos días preciosa -se quedó mirando mi cuerpo envuelto en la toalla- ¡Madre mía, cómo estás!

Noté como me ponía roja.

-Justin: ¡Te has puesto roja! -rió.
-Yo: ¡Justin, calla! :$ Ah, se me olvidaba, te pregunté que qué haces aquí.
-Justin: Tengo una sorpresa para ti, recuerda hoy hacemos un mes -sonrió al acabar de decirlo, y al parecer yo también sonreí, pero de una forma rara, en un acto reflejo, ya que Justin se rió al verme.
-Yo: ¡Oh, qué bonito! Pero... yo no te he comprado nada -mentí.
-Justin: No te preocupes, con que estés a mi lado me sobra.

¡Qué tierno! ¡Y a la vez... qué tonto! ¿De verdad cree que no le he comprado nada?
Me acerqué y le di un piquito, él me agarró por la cintura para que continuara el beso, y así hice. Pasé mis manos entre sus castaños cabellos y entrelacé mis dedos en sus mechones.
Cuando noté que mi toalla se estaba cayendo paré de besarlo, me puse bien la toalla y le sonreí.

-Yo: Justin, sal fuera que me voy a vestir.
-Justin: Vale.
-Yo: ¿Adónde me llevas? Es para saber que ropa ponerme.
-Justin: ¡Ah, sorpresa, sorpresa, soy Lina la osa, pequeña y curiosa!(8)
-Yo: ¿Justin? ¿Has pensado dejar de tomar Red Bull? Que ya te dije que tantos al día no son buenos...
-Justin: Sí, lo he pensado, pero solo lo he pensado -sonrió, con esa sonrisa que me mata*_*
-Yo: Ya, me he dado cuenta, bueno, y... ¿no me vas a decir adónde vamos?
-Justin: No, no:)
-Yo: ¿Ni una pista?
-Justin: Ni una pista.
-Yo: Pues entonces...
-Justin: ¿Entonces...?
-Yo: Deja que me vista;)

Justin salió y yo me vestí “elegante”. Cuando digo elegante me refiero a una camiseta, un pantalón y unos bonitos zapatos. Nos montamos en el coche. Estuvimos como 15 minutos hasta que Justin paró el coche.

-Yo: Justin, ¿qué es esto? No es que no me guste, pero es que has parado en medio de la carretera, donde solo hay carretera y dos o tres árboles más.
-Justin: Esto es el sitio donde vamos a pasar el día.
-Yo: ¿En medio de la carretera? Mmm... vale, definitivamente hay gente para todo...
-Justin: No, en medio de la carretera, no. Es un lugar que hay por ahí detrás -dijo señalando unos de los pocos árboles que había- Seguro que te gusta, seguro, es precioso, como tú.
-Yo: Gracias -me acerqué y lo besé- y... ¿qué se supone que hay ahí detrás?
-Justin: Ahora verás.

Nos bajamos del coche y fuimos hacia donde Justin dijo. Paseamos por un sendero que había detrás de los árboles, mientras más caminábamos, más claro era el azul del cielo, cada vez había menos nubes, se respiraba aún mejor, aire puro. Una suave brisa nos acompañaba en aquel soleado día.

-Justin: Ya hemos llegado -anunció.
-Yo: Justin, sigo viendo lo mismo que hemos estado viendo durante todo el camino.
-Justin: Espera -se acercó a un barranco- ven, acércate.
-Yo: Justin, ¿qué haces? ¿te vas a tirar?
-Justin: ¡No! Pero, ¿qué tonterías dices? Anda, ven acércate -me tendió la mano.

Me acerqué.

-Yo: ¿Y bien? Si no te tiras tú, ¿me vas a tirar a mí?
-Justin: Laura, ¿quieres dejar de decir tonterías? Mira, aquí no se va a tirar nadie, ni tú, ni yo, ¿vale?
-Yo: Vale, vale. Pero... ¿qué quieres que te diga? Solo hay un barranco, así que...
-Justin: Vamos a bajar, dame la mano.
-Yo: ¡No, no, y no! Ni loca bajo yo por un barranco, ¿qué quieres matarme? Si quieres matarme, es más sencillo lo de que tú me tires.
-Justin: Laura, que se puede bajar perfectamente, es una pequeña cuesta, se supone que es un barranco, pero esto no tiene la suficiente inclinación como para serlo. Vamos.
-Yo: Justin, que no, que yo por ahí no bajo.
-Justin: Pero Laura, ¿qué va a pasar? Vas conmigo de la mano, no te puedes caer, yo te agarro.
-Yo: Pero... hay piedras sueltas.
-Justin: Laura, de verdad, que cabezona eres, simplemente dame la mano, te llevo por donde no hay piedras, te lo juro.

Me quedé pensando.

-Justin: ¿Ahora que me vas a decir? ¿Que hay hormigas que te pueden hacer la zancadilla? Pues no te preocupes que me encargaré de que no te hagan la zancadilla, ¿contenta?
-Yo: Justin, creo que eres lo suficientemente maduro como para saber que las hormigas no hacen zancadillas -me reí.
-Justin
-Yo: Vale, bajo -accedí finalmente.
-Justin: Bien -sonrió.
-Yo: Pero dame la mano, eh.
-Justin: Que sí, que sí.

Cuando bajamos me quedé sin habla. Estábamos en un amplio prado repleto de violetas, eran moradas con algunos tonos azulados, era precioso. Todo estaba lleno de violetas, mirase donde mirase, lo único que veía eran violetas, grandes, pequeñas, moradas, azules, pero solo violetas. Olía muy bien. Se podía apreciar su suave pero intenso aroma. Miré a Justin y le sonreí. Él me hizo un gesto con la mano para que dirigiera la mirada donde él me indicaba, y así lo hice.
Os he dicho que era precioso, ¿verdad? Pues me quedo corta. Cuando miré hacia donde él señalaba pude divisar un lago, era inmenso, el sol se reflejaba en el agua, por lo que había un brillo sobre su superficie. Aquello parecía el paraíso. Error. Corrijo, aquello ERA el paraíso.


-Justin: Y... ¿qué dices? ¿te gusta?

-Yo: No, no me gusta -Justin me miró con cara rara, estaba claro que a quien no le gustase aquello le pasaba algo en la cabeza- Justin, ¡me encanta! ¡Es precioso!
-Justin: Uff, por un momento pensé que no te gustó. Sí, ya te dije que era precioso.
-Yo: Pero, ¿cómo conocías este lugar?
-Justin: Ah, nada, un día con los chicos que nos perdimos -rió.
-Yo: Pues menos mal que os perdistéis, sino, no estaríamos ahora aquí -me acerqué a él.
-Justin: Pues sí, menos mal que nos perdimos -se acercó a mí.
-Yo: ¿Sabes? Me encantas -puse mis brazos alrededor de su cuello y lo miré a los ojos.
-Justin: ¿Sabes? Tú a mí también -apoyó su frente en la mía y me rodeó por la cintura.


Nuestras miradas estuvieron fijas una en la otra durante bastante tiempo. Nos besamos. Un beso dulce. Apasionado. Lleno de amor. Lleno de necesidad.Y sobretodo, largo.

Estuvimos sentados hablando entre risas, miradas, besos, caricias, más besos. Después Justin sacó unos sadwiches de una mochila y comimos.
Nos tumbamos en el prado mirando hacia el cielo que estaba despejado, Justin con los brazos sujetándose la cabeza y yo apoyada en su pecho.

-Yo: Justin, ¿por qué?
-Justin: ¿Por qué qué? -me preguntó confuso.
-Yo: ¿Porqué eres así?
-Justin: Así, ¿cómo?
-Yo: Así de fantástico, así de especial, así de romántico, así de detallista, así de... así de todo.
-Justin: Yo soy así, porque quiero ser perfecto, y ser perfecto es casi imposible, pero para serlo, tendré que parecerme a la perfección, ¿no? Entonces intento ser como tú -sonrió.

Me incorporé y lo miré.

-Yo: Oh, vamos Justin, es muy bonito lo que dices, pero no soy perfecta. No hay nadie perfecto. De haberlo serías tú, sin duda alguna, pero tú no eres perfecto, porque ser perfecto es un defecto. Y tú, no tienes defectos.


Justin se sentó junto a mí, me giró la cara y rozó sus labios con los míos.


-Justin: Te quiero.
-Yo: Te amo.
-Justin: ¿Ves? Eres perfecta te digo “te quiero” y tú me dices “te amo” ¿Cómo voy a poder igualarlo?
-Yo: No puedes igualarlo, porque me superas.
-Justin: No... -le callé, le callé con un beso- Me gusta que me calles así -sonrió.
-Yo: Y a mí me gusta callarte así -sonreí.


-Justin: Oye, ¿no tienes calor?

-Yo: Sí, la verdad, sí, pero no tengo con que bañarme.
-Justin: Pues te quitas la ropa -sonrió.
-Yo: Más quisieras tú -le contesté.
-Justin: Pues es verdad, más quisiera yo. Venga, que yo me voy a bañar en boxers.

Le miré con cara de <<¿en serio?>>.

-Yo: Que no Justin, lo has hecho queriendo, sabías que haría calor y no me has dicho nada para que no me trajera biquini y verme en ropa interior, pues, ¿sabes qué? Te vas a quedar con las ganas, porque no pienso bañarme -y le sonreí con una sonrisa triunfadora.
-Justin: Ah, no, no, no. Tú te bañas conmigo sí o sí.


Negué con la cabeza.


-Justin: Si no piensas ir tú, te tiro yo(:
-Yo: ¡No te atreves!
-Justin: Oh, sí que me atrevo.
-Yo: Eso sí que no. ¡Me tiras al agua y te MATO! -dije a la vez que me levantaba- ¡Además me he puesto ropa nueva!
-Justin: La ropa se seca, ¿sabías? -se acercó a mí.

Yo salí corriendo, corría y corría y a la vez reía porque sabía que Justin en cualquier momento me pillaría. Y cualquier momento era ya.

-Yo: ¡Justin, suéltame! -le supliqué.
-Justin: Te doy dos opciones, la primera: te dejas la ropa interior y te bañas o te tiro, ¿qué eliges?
-Yo: Mmm... déjame pensar... ¡NINGUNA!
-Justin: Tú lo has querido, luego no digas que no te avisé -me cogió y se iba acercando al lago.
-Yo: ¡No, Justin, por favor!

Y... ¡PUM! Me tiró al agua. Yo estaba empapada, y lo más gracioso de todo era que se me trasparentaba la ropa.

-Yo: ¡Justin! ¡Te juro que te mato! -le grité desde dentro del agua.
-Justin: Pues venga, sal y mátame.
-Yo: No soy tonta, no pienso salir -me crucé de brazos.
-Justin: Pues yo voy a entrar -dijo mientras se quitaba la camiseta.
-Yo: Pues entra. Total, no te vas a acercar.
-Justin: Eso ya lo veremos -se quitó los pantalones. Se quedó en boxers.

Justin se metió en el agua. Yo no dejaba de mirarle.

-Justin: ¿Por qué me miras tanto?
-Yo: Pues te miro porque quiero, ¿algún problema? -sonreí.
-Justin: Me miras porque estoy buenísimo, ¿a que sí?
-Yo: ¡Qué creído!
-Justin: ¡Pues a ti te gusta!
-Yo: Ya :)
-Justin: Acércate.
-Yo: Es que me da vergüenza.
-Justin: ¡Déjate de tonterías!
-Yo: Bueno -me acerqué a él. Me observó con detenimiento- Justin, ¿me estás estudiando? -me reí.
-Justin: Pues sí -sonrió, me abrazó y nos besamos durante varios segundos o tal vez minutos.


La tarde la pasamos bañándonos, tumbados en el prado, jugando, riendo, besándonos...



-Justin: Laura, vámonos ya que son las 21:30.

-Yo: Vale.


Volvimos por el sendero, el mismo sendero por el que habíamos pasado antes para llegar, la diferencia es que ahora en vez de estar el cielo despejado, estaba repleto de estrellas. Estrellas brillantes, todas preciosas. Pero todas se quedaban en nada al lado de Justin.


En el coche no hablamos, pero no fue por ninguna pelea, ni mucho menos, fue por el cansancio.

-Justin: Venga, Laura, despierta, que ya hemos llegado -por lo visto me había quedado dormida.
-Yo: ¡Qué sueño! -salimos del coche.
-Justin: Princesa, ahora podrás dormir tranquila -sonrió.
-Yo: ¿Princesa?
-Justin: ¿No te gusta?
-Yo: Sí, pero, no sé, suena raro -reí- pero dímelo cuando quieras.
-Justin: Vale princesa.
-Yo: Pero no lo digas cada vez que hables, que al final me lo creeré -reí- Ah, Justin, espera un momento que subo a mi habitación a por una cosa.

Subí corriendo sin dejarle contestar. Abrí el cajón de mi mesa y lo cogí. Bajé y ahí seguía Justin.

-Yo: Toma. -le di una cajita.
-Justin: ¿Qué es esto?
-Yo: Un regalo, ¿creías que no te regalaría nada? Es lo mínimo.
-Justin: Yo también tengo una cosa -sacó otra cajita de su bolsillo- Toma.
-Yo: Luego soy yo la perfecta...

Abrí la cajita, era un collar de plata tenía un corazón y en el corazón ponía: <<JUSTIN>>
Justin abrió la caja que yo le di, sacó otro collar, en el collar había una inscripción que yo misma ordené poner al joyero: <<NEVER SAY NEVER>> Ya que Justin creía que nunca me conseguiría y ahora ahí me tenía. Por detrás ponía: <<JUSTIN&LAURA 03.07.2011>> Que era la fecha de cuando empezamos a salir.


-Yo: Me encanta Justin.

-Justin: Y a mí.

Nos pusimos los collares y acto seguido nos besamos. Justin se dirigía a su casa.

-Yo: ¡Justin! ¡Que sepas que eres un creído! Yo he puesto en el collar nuestros nombres, la fecha que empezamos a salir y NEVER SAY NEVER, y tú solo has puesto TU nombre, porque eres el centro del mundo, ¿a que sí? -le grité riendo.
-Justin: Tú lo has dicho -dijo de espaldas y al igual que yo, riendo.

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