viernes, 4 de noviembre de 2011

[Enferma de amor] ~Capítulo 4~

-Director: Ahora quédese en clase, pero después del recreo vaya al aula 13B, allí dará las clases con Dylan.
-Yo: De acuerdo -asentí- Hasta después.

Entré a clase y pocos minutos después la campana sonó. Lo que indicaba el cambio de clase. En las dos horas siguientes, los compañeros de mi clase estuvieron dando cosas que yo no entendía. Mientras tanto, yo no hacía nada. Cuando salimos al recreo me alegré, por fin haría algo en toda la mañana.

-Sofía: ¿Vienes de España, entonces?
-Yo: Sí.
-Sofía: Y, ¿por qué viniste aquí?
-Yo: Por... bueno, por motivos personales -rasqué mi nuca- Prefiero no contarlos. No te importa, ¿no?
-Sofía: No, no, no te preocupes -sonrió.
-Yo: Sofía... -me miró- ¿conoces a una chica que se llama Clara?
-Sofía: ¿De qué curso?
-Yo: Del mismo que el nuestro.
-Sofía: ¡Sí, por supuesto! Es la chica más conocida de todo el instituto. Y de toda Stratford.
-Yo: ¿Por qué?
-Sofía: Porque tiene dinero para dar y regalar y, es la novia de Bieber.
-Yo: Ah claro, la novia del maleducado de Bieber, lo olvidaba.
-Sofía: Entiendo que sepas quién es Clara, pero ¿cómo sabías que viene a este instituto?
-Yo: Cosas de familia -me encogí de hombros.
-Sofía: Espera un momento... ¿eres familiar de ella?
-Yo: Somos primas.
-Sofía: ¡Vaya! No os parecéis ni en el blanco de los ojos.

Sonó la campana, teníamos que entrar a clase.

-Sofía: ¿Te espero a la salida?
-Yo: Eh... vale -acepté.

Entré a clase, cogí mi mochila antes de que entrara el próximo profesor y salí al pasillo. Iba a la clase 13B. Cuando estuve frente a esa clase, golpeé un par de veces la puerta.

-Dylan: Adelante.

Giré el pomo de la puerta y empujé hacia dentro. Entré a la sala. Era bastante amplia, aunque solo tenía lo básico: una mesa para Dylan, otra para mí, cada mesa con su respectiva silla, una pizarra y poco más.
Dylan señaló la silla vacía. Dejé mi mochila en el suelo y me senté.

-Dylan: Lisa, ¿no?
-Yo: Así es.
-Dylan: Bien, Lisa, me llamo Dylan Miller. Llámame Dylan. Por favor, no me trates de usted. No soy tan mayor -bromeó.
-Yo: De acuerdo, Dylan.
-Dylan: Tenemos que coger un buen ritmo. En este año tienes que dar 3º y 4º de E.S.O. Y, si podemos, también 1º de Bachillerato -suspiré. Era demasiado- No te agobies -se acercó a mí- Intentaré llevar este año lo más ameno posible -sonrió.

Cogió unos papeles de su maletín y empezó a copiar en la pizarra.

-Dylan: Saca tu libreta y el libro. Y empieza a copiar.

Hice lo que dijo y copié lo más rápido que pude. Cuando Dylan acabó de escribir, se giró y me miró.

-Dylan: ¿No acabaste todavía?
-Yo: No -negué.
-Dylan: Tienes que resumir lo que copias, sino no te dará tiempo.
-Yo: Lo siento.
-Dylan: Bah -suspiró- no pasa nada, es la primera clase.
-Yo: Ya acabé.
-Dylan: Bien -miró a la pizarra- Esto que acabas de copiar entrará en tu primer examen, pasado mañana.
-Yo: ¿Pasado mañana? -pregunté atónita.
-Dylan. No hay tiempo -se encogió de hombros- lo siento.

__________________o__________________

Sonó la campana. Iría a casa, a descansar un rato. Recogí mis cuadernos y mis libros y los metí en mi mochila, la cual colgué a mi espalda. Me dirigí hacia la puerta y la abrí.

-Dylan: Lisa -me giré- si tienes algún problema con cualquier cosa, avísame y en algún recreo te lo explico, ¿vale?
-Yo: Claro -sonreí- Hasta mañana.

Salí del aula 13B y caminé por los pasillos hasta llegar a la clase en la que estaban todos los demás, el aula 15H. Pero ya estaba vacía. Salí de aquel edificio y en cuanto pisé la calle, vi a Sofía, que también me vio a mí.

-Sofía: ¡Lisa, Lisa! -hizo espavientos con sus manos para llamar mi atención- ¡Aquí!
-Yo: ¡Sí, ya te vi! -grité. Me reuní con ella.
-Sofía: ¿Qué tal tu clase?
-Yo: Agotadora. ¿Y la tuya?
-Sofía: Algo... normal. ¿Te acompaño a tu casa?
-Yo: No sé... a lo mejor te pilla lejos de la tuya.
-Sofía: No importa -sonrió- ¿y dónde vives?
-Yo: ¿Sabes dónde vive mi prima?
-Sofía: Ajá.
-Yo: Pues ahí mismo.
-Sofía: ¿En esa casa de película?
-Yo: Sí.
-Sofía: Buah, adoro esa casa. Algún día tendrás que invitarme, ¿eh?
-Yo: Como quieras -me encogí de hombros.

Al rato, llegamos.

-Sofía: ¿Te espero mañana en la plaza de esta mañana?
-Yo: Vale. Y gracias por acompañarme.
-Sofía: Ya te dije antes que no hay de qué. Adiós, hasta mañana.

tele.

-Yo: Hola -saludé.
-Clara: ¿Cómo llegaste al instituto?
-Yo: ¿Qué más te da?
-Clara: Tienes razón, ¿qué más me da?

Giró la cabeza hacia la tele y siguió viéndola.
Subí las escaleras hasta llegar a la planta de arriba, fui al baño y me cambié de ropa para estar más cómoda. Entré a mi habitación para hacer mis deberes. Me senté en la silla frente al escritorio y saqué mis libros. Escuché un ruido a mis espaldas, me giré.

-Yo: ¿Qué haces aquí? -pregunté.

En el umbral de la puerta de mi habitación estaba Justin.

-Justin: Tranquila, tranquila -rió- Tu prima me dijo que viniese a ver qué hacías.
-Yo: Ya ves, hago mis deberes -cogí mi libreta y empecé a escribir. Miré hacia la puerta y ahí seguía Justin- Puedes irte, eh.

Justin se giró y se fue.
Estuve toda la tarde haciendo los deberes, luego bajé. Cogí una taza y le eché leche y cereales. Fui al salón y me senté en uno de los sofás, en el otro sofá estaban Justin y Clara tumbados.

-Yo: ¿Puedo cambiar de canal? -pregunté mientras cogía el mando de la televisión.
-Clara: ¡No! Lo estamos viendo.
-Yo: ¿Que lo estábais viendo? Sí, claro -resoplé.

Dejé el mando donde estaba y me fui a merendar a la cocina.
Poco después vino Mery, que me había comprado un móvil.

-Yo: Pero que no hace falta, en serio... puedes devolverlo si quieres.
-Mery: Lisa, que te he dicho que ese móvil es tuyo y ya está, ¿vale?
-Yo: Vale, pero...
-Mery: Pues no hay más que hablar -sonrió.

Fui al salón, allí seguían Clara y Justin.

-Clara: Lisa, en la puerta hay una niña que pregunta por ti.
-Yo: ¿Quién?
-Clara: No sé, será alguna amiga tuya.
-Justin: Ah, ¿que tiene amigas? -rió y con él, Clara.

Ignoré su comentario y fui afuera. Allí estaba Sofía.

-Sofía: ¡Hey, hola!
-Yo: ¡Hola!
-Sofía: ¿Vienes a dar una vuelta?
-Yo: Sí, espera que aviso. 

[Enferma de amor] ~Capítulo 3~

Me vestí con el uniforme que Mery me había dado: una falda de cuadros, unos leotardos azul marino y un jersey verde. Tendría que ir al instituto por primera vez desde hacía ya tres años. Estaba un poco nerviosa, lo típico.
Cogí el cepillo y me lo pasé por mi cabello un par de veces. Me hice una coleta alta y me miré en el espejo. Aceptable.
Bajé a la cocina y cogí una manzana para desayunar. No tenía demasiada hambre. Me apoyé sobre la encimera y le di un mordisco. Mery y Clara estaban sentadas junto a la mesa, también desayunaban.

-Mery: Clara, acompañarás a Lisa a su clase, ¿no?
-Clara: No pienso acompañarla.
-Mery: Ya sabes lo que hablamos ayer.
-Clara: Pero mamá...
-Mery: ¡Clara, no protestes!
-Clara: Joder...
-Mery: Si vuelves a protestar, ya sabes qué pasará -le advirtió.

Clara no contestó y siguió desayunando.

-Mery: Adiós, chicas -puso su plato y su taza en el lavavajillas y se dirigió a la puerta- ¡Hasta la noche!

Tiré a la basura el resto de mi manzana y cogí la mochila.

-Yo: ¿Qué es lo que pasa si no me acompañas a clase?
-Clara: ¿Eh? -preguntó sin entender.
-Yo: Ya sabes... lo que tu madre te dijo.
-Clara: Ah, eso. Si no te acompaño, me quitará el móvil.
-Yo: ¿Tan importante es el puto móvil? -sacudí mi cabeza. No sabía cómo podía ser tan materialista- Yo ni siquiera tengo uno -protesté.
-Clara: Esta tarde, seguramente tengas uno.

No atendí a su comentario y abrí la puerta. Me apoyé sobre ella. Y parpadeé un par de veces.

-Yo: ¿Nos vamos o qué?
-Clara: No creerás que voy a acompañarte, ¿no?
-Yo: ¿Cómo? Pero si no te quitará tu móvil...¿no? -dudé.
-Clara: Si no se entera, no me lo quita -sonrió.

Salió de casa, cerró la puerta y pasó por mi lado. Se subió a su moto y se puso el casco.

-Yo: ¿Cómo coño llego yo al instituto? -grité.
-Clara: Búscate la vida -arrancó la moto y se largó.

Tiré la mochila al suelo. Empecé a andar en círculos en el jardín. Miré el reloj. Mierda, en diez minutos tenía que estar allí.
Comencé a caminar hasta el centro de la ciudad, al menos desde allí me sería más fácil llegar. Una vez estuve allí, me senté sobre un banco, no me daría tiempo.
Dejé la mochila a mi lado y suspiré. Primer día de clases y llegaba tarde. Empezaba bien el curso.

-xXx: Hola -dijo alguien. Miré y vi a una chica alta, de pelo rizado y oscuro y una tersa piel pálida. Llevaba el mismo uniforme que yo- ¿No vas al instituto?
-Yo: No sé cómo ir -respondí- Dentro de... -miré mi reloj- cinco minutos, cerrarán las puertas. Ya no me da tiempo a llegar.
-xXx: ¿Solo quedan cinco minutos? -preguntó alterada. Asentí- Bueno... voy al mismo instituto que tú, si quieres ven conmigo.
-Yo: Ya da igual. No llegaremos.
-xXx: ¡Ven! Estamos prácticamente al lado -tiró de mi mano y comenzó a andar.

En menos de un abrir y cerrar de ojos estábamos en el instituto. Tan solo estaba una calle detrás del centro de Stratford.

-Yo: Gracias -dije una vez entré a clase. La chica que me acompañó, también iba a mi misma clase.
-xXx: No hay de qué -dejó su mochila sobre una mesa- siéntate a mi lado, si quieres.

Dejé mi mochila en la mesa de al lado. Y me senté, acababa de sonar la sirena que indicaba el comienzo de la clase.

-xXx: Por cierto, soy Sofía.
-Yo: Yo Lisa.

Una mujer de, aproximadamente, cincuenta años, entró a la clase. Todos se callaron y se sentaron.

-Sofía: Es la Sra. Dawson, la profesora de francés. No te busques problemas con ella -susurró. Yo asentí.
Miró hacia los alumnos y me vio. Se acercó a paso lento, pero determinado. Me señaló.

-Sra. Dawson: ¿Quién es usted?

Yo estaba tan nerviosa que no era capaz de responderle. Las palabras no salían de mí. Sofía se percató de ello y acudió en mi rescate.

-Sofía: Es Lisa, una alumna nueva.
-Sra. Dawson: ¿Acaso es muda?
-Sofía: No -negó.
-Sra. Dawson: Sofía, la próxima vez que responda una pregunta que no va dirigida a usted, tendrá problemas, ¿entiende?
-Sofía: Sí, lo siento muchísimo, Sra. Dawson.
-Sra. Dawson: Usted, la de la mirada vacía. La que tiembla como un pequeño animalito indefenso, ¿quién es? -la miré y sí, se dirigía a mí.
-Yo: Soy Lisa, Lisa García, soy una alumna nueva -conseguí articular palabra.
-Sra. Dawson: No me habían informado de que había una alumna nueva -se quedó pensativa- Y bueno, Lisa, ¿de dónde viene?
-Yo: Madrid.
-Sra. Dawson: España, ¿eh? -especuló- Estuve allí hace un par de años.
-Yo: ¿Y qué te pareció?

Toda la clase se giró hacia mí. Yo no entendía por qué, miré a Sofía y también me miraba sorprendida.

-Sofía: Tienes que hablarle de usted. Además, el alumno nunca pregunta al profesor sobre temas que no tengan que ver con la clase -susurró.
-Yo: Oh, perdone. Yo... lo siento, no qu...
-Sra. Dawson: No se preocupe, no tiene mayor importancia -sonrió, o eso intentó- Vaya al despacho del director, tendrán que darle instrucciones, señorita García.

Me levanté y fui hacia el despacho. Golpeé un par de veces la puerta hasta que escuché al director decirme que pasara.

-Director: Buenos días.
-Yo: Buenos días. Soy Lisa García.
-Director: ¡Ah, sí! Me alegro de que esté aquí. Quería hablar con usted -asentí- Tome asiento -indicó. Me senté en una de las sillas que había frente a su mesa- Verá, como usted comprenderá, no puede entrar a una clase de segundo de Bachillerato, si lleva tres años sin ir a clases. Así que, dará las clases aparte, con un profesor para usted sola.
-Yo: ¿Como un profesor particular? -inquirí.
-Director: Algo así, pero en el colegio -explicó- Vaya a su clase, después la llamo.
-Yo: Vale.

Salí del despacho y me fui a la clase. Estuve allí mientras la Sra. Dawson daba clases de francés, prácticamente no entendía nada.
Pasada media hora alguien llamó a la puerta. Era el director.

-Director: Sra. Dawson, ¿puede Lisa salir?
-Sra. Dawson: Por supuesto.

Salí al pasillo con el director. Junto a él había otro chico. Alto, moreno, de ojos azules, y de unos veinticuatro años.

-Director: Este será su profesor.
-Yo: Soy Lisa -me presenté.
-xXx: Yo Dylan -sonrió. 

jueves, 13 de octubre de 2011

~NUEVA NOVELA~ [Enferma de amor] Capítulo 2->gg

"Estaba sentada en uno de los bancos del parque. En mi mano derecha sostenía las llaves de casa. Y con la izquierda me apoyaba en el banco. Miré al cielo y sonreí. A pesar de que vivía en una gran ciudad como lo es Madrid, siempre tenía en mente aquel pueblo, mi pueblo. Ese día era precioso, estábamos en plena primavera. Las flores estaban más bonitas que nunca, los pájaros piaban con alegría y el cielo lucía un intenso color azul. Volví a sonreír. Alguien me dio unos pequeños golpes en la espalda, me giré y sonreí aún más.

-Yo: ¿Qué pasa, pequeño? -cogí a Dani y lo senté a mi lado.
-Dani: ¡Lisa, ven! Detrás del tobogán hay un hombre malo -titubeó.
-Yo: No, tranquilo -le coloqué bien un mechón de su rubia cabellera- los hombres malos no existen.
-Dani: Sí existen. Allí hay uno -señaló detrás del tobogán- ¡ven! -se levantó y tiró de mi brazo.
-Yo: Vale, vamos a ver. Pero después vuelvo a sentarme, ¿vale? -él solo asintió.

Me arrastró hacia allí rápidamente. Cuando llegamos se escondió tras mis piernas.

-Dani: Está allí -susurró a la vez que señalaba detrás del tobogán.
-Yo: ¿Dónde? -me alejé un poco de él- ¿ahí? -señalé.
-Dani: Sí -asintió- ven, no te acerques.
-Yo: Pero si ahí no hay nada, no te preocupes -sonreí- ya puedes seguir jugando tranquilo.

La expresión de mi hermano cambió de estar aterrorizado a muy aterrorizado. Señaló algo detrás mía. Intenté girar, pero antes de hacerlo me golpeó la cabeza. Caí al suelo mientras veía los pies de un hombre acercarse a mi hermano. Me sacudí un poco y me agarré a sus pies. Dani salió corriendo, pero aquel hombre se tiró sobre mí y volvió a golpearme la cabeza. Solté sus pies y fue hacia mi hermano, al que también golpeó. Segundos después de haber sido golpeado, mi hermano comenzó a hundirse. Intenté ayudarlo, pero me era imposible moverme. Era como si estuviese sujeta al suelo. De repente, yo también comencé a hundirme."


_________________o_________________

-Yo: ¡Dani! -grité.

Abrí los ojos y me sobresalté. Había sido una pesadilla. Nada de eso había ocurrido. Sonreí. Ahora bajaría al salón y desayunaría. Con papá, mamá y Dani. Después iríamos a dar un paseo, como casi todas las mañanas.
Me estiracé y me fijé en la habitación. Esa no era mi habitación. ¿Dónde estaba? Inspeccioné varias veces a mi alrededor. La puerta se abrió. Era Clara. Mierda. Me eché de nuevo sobre la cama y cerré los ojos. No todo había sido un sueño. La parte del parque, sí. Pero la parte en la que mis padres y mi hermano habían muerto y yo vivía en Canadá con mi tía y mi prima... esa parte no había sido un sueño. Esa era mi realidad.
Abrí los ojos y vi a Clara justo al lado mía.

-Clara: ¿Me estás escuchando? -gritó muy cerca de mi oído.
-Yo: No estoy sorda -protesté, aunque la verdad era que no sabía de qué me estaba hablando.
-Clara: Pues lo pareces -se dio la vuelta y fue hacia la puerta- te decía que gracias a ti y tus gritos me he despertado, estarás contenta, ¿no? -cerró la puerta con todas sus fuerzas y me dejó sola en mi habitación.
-Yo: Asco de vida -susurré.

Bajé a desayunar, Mery y Clara estaban ya sentadas desayunando.

-Mery: ¿Qué tal dormiste, Lisa? -me preguntó.
-Yo: Bastante bien -intenté sonreír.
-Mery: A mí no me ha parecido que hayas dormido bastante bien -rió- ¿has tenido alguna pesadilla?
-Yo: Sí, bueno, pero no fue nada.
-Mery: Me alegro -se levantó- Siéntate aquí -me ofreció su sitio en frente de Clara. Me senté donde me indicó- ¿café? -me preguntó mientras sostenía la cafetera sobre mi taza.
-Yo: Sí, por favor -me echó café en la taza y después un poco de leche.
-Mery: Ahí tienes un par de tostadas -señaló la encimera- cógelas tú, yo tengo que irme, voy a llegar tarde.

Corrió hacia la puerta, cogió el abrigo que había sobre la cómoda y también cogió su bolso. Después se fue.

-Clara: Lisa, me voy al instituto. Tú no empiezas hasta mañana. Estarás hoy sola -se levantó y recogió lo que había sobrado de su desayuno. Me miró desafiante- No entres a mi habitación ni cojas nada que sea mío, ¿entendido? -asentí.

Al igual que su madre, cogió algunas de sus pertenencias que había sobre la cómoda y se fue.
Después de desayunar, pasadas unas horas, decidí salir a conocer un poco Stratford, ya que, visto lo visto, no sería Clara quien me enseñara el lugar.
Me puse un abrigo no demasiado grueso que me compró Mery. Era negro, bastante bonito. Unos vaqueros largos y unas botas, también.
Salí a fuera y vagabundeé por un par de calles en las que solo había casas. Luego llegué a calles más grandes, más transitadas. Estaba bastante cansada, así que ya volvía a casa. Choqué con alguien. Lo miré a la cara y era él, el novio de Clara.

-Yo: ¿Justin? -no recordaba demasiado bien su nombre.
-Justin: Por lo visto has aprendido mi nombre. Qué lástima que yo el tuyo no.
-Yo: Soy Lisa.
-Justin: No me importa.
-Justin: Los idiotas sí, la gente como yo, no.
-Yo: Ah, si los idiotas van a clase... entonces los gilipollas no, ¿verdad?
-Justin: ¿Tú mañana vas a clase? Sí, ¿verdad? Pues ahí tienes tu respuesta, los gilipollas en Canadá también van a clase -sonrió.

Seguí hacia delante hasta que llegué a casa. Ya era la hora de comer. Entré y Clara ya había llegado, estaba preparando la comida.

-Clara: ¿Quieres comer? Pues siéntate.

Hice lo que me indicó y esperé a que me diera mi comida, después empecé a comer.

-Clara: ¿De dónde venías?
-Yo: De dar una vuelta.
-Clara: ¿Y qué? ¿Algo interesante?
-Yo: Pues no, la verdad. Es una ciudad normalita -bebí agua- ah, he visto a tu novio.
-Clara: ¿A Justin?
-Yo: Sí, ¿por qué no va a clases?
-Clara: Es obvio, ¿no? Si fuera al instituto todas las niñas estarían detrás de él a todas horas.
-Yo: ¿Por qué?
-Clara: Porque es Justin Bieber.
-Yo: Y yo Lisa García, y no por eso están todos los chicos detrás de mí a todas horas.
-Clara: No lo entiendes. Justin es cantante desde hace un par de años, ¿cómo que no lo conoces? Es conocido a nivel mundial.
-Yo: Se me ocurre que a lo mejor no lo sabía porque estuve en coma, pero es una estúpida ocurrencia, nada más. No me hagas demasiado caso -ironicé.
-Clara: No sabes lo que te has perdido.
-Yo: No fui yo quien decidió quedarse en coma.

Me levanté de la silla y fui a mi habitación, tenía ganas de descansar.

~NUEVA NOVELA~ [Enferma de amor] Capítulo 1->

Me dolía mucho la cabeza, era como si me estuvieran golpeando una y otra vez en la nuca, como si estuviera al lado de unos altavoces a todo volumen. El dolor era incesante. Todo estaba negro, cada pocos minutos podía distinguir algunas líneas blancas y luminosas de otras grises y apagadas. Creía que me moría, si es que no estaba muerta todavía. Escuchaba algunos sonidos, voces, tal vez. Pero no podía diferenciar unas de otras y no podía entender demasiado bien lo que decían.

-xXx: ¡Corred, va a despertar!

Escuché muchos pasos a mi alrededor, eran rápidos. Iban de una de las esquinas de la habitación a la otra. Eran pasos de alguien que estaba nervioso.

-xXx: A la de tres. ¡Una, dos y... ya!

¡PUM! Noté un calambrazo en el pecho, entreabrí un poco los ojos y vi una de esas placas que salen en todas las series de hospitales, sí, esas placas que sirven para reanimar a la víctima. Un momento, ¿me estaban reanimando?
Otra vez ese doloroso pinchazo en el pecho provocado por las placas. Sentía que me ahogaba. Empecé a toser sin control.

-xXx: ¡Vamos, vamos, traed una máscara de oxígeno! Necesita respirar.

La tos era horrorosa. Era como si cada vez que tosiera me rasgaran la garganta. A veces, creía que iba a sangrar.
Me colocaron la máscara para facilitar la entrada y salida de aire de mi boca.

-xXx: Bien, está fuera de peligro. Solo debe descansar.

Los pasos se alejaron hasta que dejé de oírlos y yo caí en un profundo sueño.

_______o_______

No sé cuanto tiempo dormí, pero estaba muy cansada. El cuerpo me pesaba demasiado. Alcé mi brazo para deshacerme de la máscara. La dejé caer al suelo. Abrí los ojos, y me incorporé. Me encontraba en una sala de hospital. Tenía las paredes pintadas de blanco, por la ventana entraban los rayos de las farolas de la calle que, a esa hora, ya estaban encendidas. La habitación era sencilla. Tenía una pequeña cama, en la que estaba sentada; una vieja tele, que estaba apagada y debía de llevar así bastante tiempo; el equipo médico y un pequeño lavabo. Me levanté y me dirigí a la ventana. Yo no recordaba por qué estaba ahí, pero, estar en un hospital no es nada bueno. Me asomé, en frente había un parque en el que había algún que otro chaval de mi edad. La luna brillaba en todo su esplendor, sino fuera porque estaba encerrada en una habitación de hospital sin motivo aparente, esa, sería una bonita noche.

-Yo: ¡Mamá, papá, Daniel! -las lágrimas no tardaron en caer por mi rostro- Dani, ¿dónde estás? ¿qué pasa? ¿Mamá? ¿Papá? -empecé a gritar, y al ver que no obtenía respuesta, me dejé caer de rodillas contra el suelo mientras mis llantos y sollozos llenaban aquella habitación.

La puerta se abrió y una mujer de mediana edad entró.

-Doctora: No grites, cariño, no llores. ¿Qué te pasa?
-Yo: ¿Qué... qué hago aquí?
-Doctora: ¿No recuerdas nada?
-Yo: No, creo que no, bueno, sí, sí recuerdo algo -dije con un cierto nerviosismo.

_______o_______

Estábamos, la doctora y yo, sentadas en la cafetería del hospital. Ella se estaba tomando un café y una magdalena. Yo no quería nada, pero ella insistió en que debía tomar algo, y me pidió una tila, dijo, para relajarme.

-Doctora: Lisa, ¿qué recuerdas?
-Yo: No sé, no estoy segura si lo que recuerdo es verdad o no.
-Doctora: Dime todo lo que creas recordar -tomó un sorbo de su café.
-Yo: Dani, mamá, papá y yo volvíamos de pasar unos días en el pueblo de vacaciones. Íbamos con el coche cuando, un motorista se cruzó por delante nuestra. Papá, que era el que conducía, giró el volante para no chocar contra la moto, pero, algo salió mal, ya que chocamos contra un árbol y después nos precipitamos por un barranco. Y, a partir de ahí, no recuerdo más.
-Doctora: Sígueme, creo que es mejor que te cuente esto en otro lugar, con menos gente -me cogió del brazo y tiró de mí.

Nos montamos en el ascensor rumbo a la planta de mi habitación. Planta número siete, habitación número 184. Entramos y me senté sobre la cama. La doctora me miró con tristeza.

-Doctora: Siento ser yo quien te diga esto, y siento tener que decírtelo así -cogió aire- Lisa, lo que tú me has contado, es cierto, ocurrió. Pero, hay una parte que tú no sabes porque te quedaste inconsciente. Tus padres, tu hermano Daniel y tú tuvisteis un accidente hace tres años, cuando tenías catorce, ahora tienes diecisiete. Tus padres -hizo una pausa- tus padres murieron en el acto -se acercó y me abrazó. Al principio no reaccioné, pero, pocos segundos después empecé a llorar. Al cabo de unos minutos, la doctora siguió hablando- y, Daniel, murió una semana después, pues estaba demasiado débil -yo estaba llorando, creía que iba a inundar la habitación con mis lágrimas- tú... tú te quedaste en coma hasta esta mañana que empezaron a darte impulsos nerviosos, lo que significaba que tendríamos que sacarte del coma o morirías -paró de hablar durante unos minutos en los que lo único que yo hacía era llorar- Lisa, discúlpame, pero creo que sería mejor que estuvieras sola y te puedas desahogar tranquila. Después acuéstate, mañana te informaré de adónde irás, pues ya no puedes vivir aquí. Buenas noches.

La doctora salió de aquella fría habitación dejándome sola en el silencio de la noche. Las lágrimas caían sin cesar. Quizá hubiera sido mejor que no me hubieran sacado del coma, que hubieran dejado que los impulsos nerviosos atacarán mi cuerpo hasta acabar conmigo. Hasta acabar con mi existencia.

_______o_______

Me levanté realmente pronto, pues no podía dormir. No todos los días te enteras de que has estado tres años en coma y has perdido a toda tu familia. Abrí la ventana y dejé que el viento chocara contra mi cara, ondeando mi pelo. Algunas lágrimas caían. Estaba sola, completamente sola. Me llevarían a la casa de alguna familia de acogida. Pero mi verdadera familia, ya nunca la recuperaría. Llamaron a la puerta, me enjugué las lágrimas y me senté en la cama.

-Yo: Pasa.

La puerta se abrió y entró la doctora del día anterior.

-Doctora: Lisa, en tres horas sale un avión a Canadá. Todas tus pertenencias se quedaron en tu antigua casa, que, bueno, ya la vendieron. Así que vístete.
-Yo: ¿Qué? ¿Canadá?
-Doctora: Sí, tienes familia allí.
-Yo: ¿Tengo familia allí?
-Doctora: Sí, ¿no sabías?
-Yo: No -negué.
-Doctora: Bueno, ya tendrás tiempo de presentarte allí y hacer amigos y -me miró- intentar llevar una vida lo más normal posible.
-Yo: ¿Normal? Esa palabra no existe.

Me vestí con la ropa que me había traído la doctora. Era ropa comprada en una tienda de recuerdos, esas tiendas llenas de camisetas, bolsos, postales... todo ello para los turistas. No me iba a quejar, bastante era que me hubiera conseguido algo de ropa.
Me puse los vaqueros cortos, las deportivas y la camiseta negra de “I love Madrid”
Bajé a la entrada del hospital y me monté en un taxi que me llevó al aeropuerto, donde cogí el avión con dirección Canadá. No iba a la capital, iba a un pequeño pueblo, Stratford.

_______o_______

-Azafata: Por favor, señores pasajeros, abróchense los cinturones, vamos a aterrizar. Esperamos que hayan disfrutado del vuelo. Gracias por confiar en nosotros para realizar este viaje.

Me abroché el cinturón y esperé a que el avión aterrizará en la pista. Una vez que aterrizó, bajé y fui a la zona donde se encontraban los familiares de los pasajeros.
Me senté en un banco y esperé. Aunque no sabía qué tenía que esperar. No sabía si vendría a recogerme alguien, y si lo hacía no sabía si sería chica o chico. De mi edad o mayor. No sabía nada.

-xXx: Perdona, ¿eres Lisa? -me giré y vi a una mujer de unos treinta y cinco años.
-Yo: Sí, ¿y tú?
-xXx: Soy Mery, la hermana de tu madre, tu tía.
-Yo: Ah, encantada -le di dos besos.
-Mery: Venga, vamos a casa.

Nos montamos en el coche. Por el camino no hablamos, es más, yo estaba muerta de vergüenza porque, aunque fuera mi tía, si nunca he hablado con ella, es vergonzoso.
Cuando llegamos había una chica en el jardín.

-Yo: ¿Es esa la casa?
-Mery: Sí, ¿por qué?

Era una casa muy grande, tenía dos plantas, un gran jardín, garaje, porche, piscina. Típica casa de película.

-Yo: ¿Quién es esa chica?
-Mery: Es Clara, mi hija.
-Yo: Entonces, ¿es... es mi prima?
-Mery: Sí, tiene la misma edad que tú, os llevaréis bien, seguro.
-Yo: No lo dudo.

Aparcó el coche en el garaje y nos bajamos.

-Mery: Lisa, ve con Clara para que te enseñe la casa y el barrio, yo voy a comprar. ¿Quieres algo?
-Yo: No, no te preocupes.
-Mery: No digas tonterías, te voy a comprar ropa que no tienes.

No le contesté. Mery se volvió a subir en el coche y se fue. Me acerqué a Clara. Tenía el pelo rubio y los ojos marrones al contrario que yo que tenía el pelo castaño y los ojos verdes. Estaba en la entrada de la casa dando vueltas de aquí para allá con el móvil en la mano derecha y cada dos por tres miraba si había recibido algún nuevo mensaje o llamada. Pero nada.

-Yo: Hola.

Clara se giró, me miró de arriba abajo y siguió a lo suyo.

-Yo: He dicho: Hola -dije ahora más alto. Clara seguía sin responder- ¡Clara! -esta vez me miró- soy Lisa.
-Clara: ¿Mi prima? ¿la de España? -asentí- ah, lo siento, no sabía que eras tú -se acercó y me dio un abrazo.
-Yo: Me ha dicho tu madre que me enseñes el barrio y la casa.
-Clara: Estoy esperando a mi novio, te enseño el barrio otro día y no creo que te pierdas en la casa -dijo mirando al otro lado de la calle esperando encontrar a alguien.

¡Qué borde! Pero bueno, era mi prima y conviviría con ella hasta que muriera.

-Yo: Claro, ¿cómo me voy a perder? Es una casa grande, en la que nunca he estado. No sé dónde está mi habitación ni nada, pero... no, no me perderé. No te preocupes, prima -ironicé un poco mi comentario.

Entré a la casa y di un portazo. Clara me siguió.

-Clara: ¡Lisa! ¿estás loca? ¿qué haces dando portazos?
-Yo: ¿Tú no sabes por qué estoy aquí, verdad? -grité. Ella negó con la cabeza- ¡pues no te interesa saberlo! -solté algunas lágrimas- si hubieras estado tres años en coma y tus padres y tu hermano hubieran muerto, seguro, que querrías que te tratarán con un poco de amabilidad, ¿no? -subí las escaleras- ¿cuál es mi habitación? -Clara me señaló una puerta y yo entré, me tiré al suelo y seguí llorando.

Escuché que alguien abría la puerta de la entrada. Yo continué con mis llantos.

-xXx: ¿Clara? -una voz masculina subía hacia la habitación- ¿estás llorando? A ver, sé que he llegado tarde, pero no es para tanto -seguramente era el novio de Clara- ¿puedo pasar? Bah, tonterías, sabes que voy a pasar.

La puerta se abrió y un chico de estatura media con el cabello castaño y los ojos claros, entró. Sería más o menos de mi edad.

-xXx: ¿Quién eres?

Lo miré a los ojos y después desvié mi mirada. Seguí llorando.

-Clara: Anda, Justin, vámonos es la estúpida de mi prima -lo cogió del brazo y tiró de él.
-Justin: No, espera un momento. ¿Por qué lloras? -clavé mis ojos en los suyos. Bien. Un poco de compasión- ¿tan impresionante es tenerme a apenas cinco metros? -¿Compasión? No.

No sabía a lo que se refería, pues no me parecía nada especial tenerlo delante mía.

-Yo: ¿Tendría que impresionarme?
-Justin: Mira Clara, si habla y todo -rieron.
-Clara: Primita, nos vamos. No dejes que entre ningún desconocido, eh -rieron y se fueron.

¿Primita? ¿No dejes que entre ningún desconocido? ¿Creen que soy una niña chica o qué? Tengo la misma edad que ellos.

sábado, 8 de octubre de 2011

~NOVELA~

Hola:) Bueno, quería decir que voy a dejar la novela. Tengo muy poco tiempo para escribir y poca inspiración. Además, he perdido muchas lectoras. Lo siento por todas a las que os gustase mi novela, pero no puedo seguir con ella. Y a las que no os gustase... no sé por qué leíais mi novela ¬¬ xD
Bueno, no es que la vaya a dejar definitivamente, pero sí que la voy a dejar por un tiempo. Al menos hasta que tenga más tiempo, es decir, en algunas vacaciones.
PERO, no voy a dejar de escribir. Voy a subir otra novela de la cual llevo escrito varios capítulos, es más fácil continuarla, creo que os gustará más y, personalmente, creo que es mejor que esta.
Así que, ya sabéis, si vais a leer la próxima novela que suba, dejadme un comentario. Voy a publicar la novela haya comentarios o no, pero me haría ilusión ver comentarios xD Ah, la otra novela, también es de Bieber*-*
Pues ya está:) OS AMO(L)

domingo, 28 de agosto de 2011

~Capítulo 30~


*NARRADO POR LAURA:

En cuanto acabé de hablar con Justin por el móvil, me tumbé en el sofá. Cogí el mando de la tele y empecé a poner canales. No había nada interesante. Apagué la tele y cogí el ordenador. Lo encendí, me metí en Twitter y en mi correo. No tenía nada nuevo, aparte de miles de mensajes de chicas que querían matarme. Aunque ya no eran tantos como al principio, había bastantes mensajes que decían que apoyaban nuestra relación. Eso me reconfortaba. Además, hace algún tiempo Justin dijo en una entrevista “Laura es parte de mi vida. Si no la respetáis a ella, no me respetáis a mí” palabras textuales.
Después de estar un rato haciendo el tonto con el ordenador, me quedé dormida.

*NARRADO POR DAVID:

Raquel estuvo durmiendo toda la tarde, aunque de vez en cuando se despertaba. Yo estuve todo el rato en la cama de al lado viéndola dormir. Eran las 21h y Raquel se despertó.

-Yo: Raquel.
-Raquel: Dime -dijo un poco ronca por haber estado llorando.
-Yo: Me voy a ir ya, ¿vale?
-Raquel: Claro -sonrió- Te acompaño abajo.
-Yo: No, no. Quédate aquí, sigue descansando.
-Raquel: Uf, no puedo descansar más -rió- Venga, te acompaño.
-Yo: Vale -sonreí.

Bajamos al salón, Laura y Caro estaban allí. Aunque cada una en un extremo del sofá. Estaban muy distantes entre sí. Carlos estaba en la cocina.

-Laura: David, ¿te vas ya?
-Yo: Sí.
-Laura: ¿No quieres quedarte a cenar?
-Yo: No, gracias.
-Laura: ¿De verdad que no?
-Yo: De verdad -sonreí- no tengo hambre.
-Laura: Mmm, te tendré que creer -rió.

Era una de las pocas conversaciones que había tenido con Laura desde que cortamos. Aún la quería, y mucho. Pero yo sabía que ella no era para mí más que una amiga. Tendría que conformarme con eso.

-Raquel: ¿David?
-Yo: Eh, ¿qué? Perdón, no te escuchaba.
-Raquel: No pasa nada -rió- decía que... ¿vas a venir mañana? -preguntó aquello último demasiado rápido y con un hilo de voz prácticamente inaudible.
-Yo: Eh, no sé. ¿Quieres que venga?
-Raquel: No sé, ¿tú quieres venir?
-Yo: Sí -sonreí- vengo mañana, ¿no?
-Raquel: Vale -sonrió.
-Yo: Pues me voy ya, adiós -me despedí de Raquel con un beso en la mejilla y de los demás con un leve movimiento de cabeza. Abrí la puerta y salí.

*NARRADO POR LAURA:

-Carlos: Raquel, ¿quieres cenar?
-Raquel: Mmm, no tengo hambre.
-Carlos: Venga, tómate algo.
-Raquel: Bueno, tráeme una manzana.

Carlos fue a la cocina y después volvió con una manzana que le dio a Raquel. Esta la cogió y se fue arriba, a su habitación.

-Caro: Laura, ¿podemos hablar?

Miré a Carlos, este pilló la indirecta y se fue arriba para dejarnos hablar solas.

-Yo: Claro -me encogí de hombros.
-Caro: Bueno, verás... creo que antes me pasé contigo.
-Yo: Yo.. -me interrumpió.
-Caro: Espera, déjame acabar. Te dije que intentabas ligar con Carlos, pero sé que es mentira. Tú no eres así. Y... si quisieras algo con Carlos, como tú dijiste antes, no lo harías ahora, y dejarías a Justin. Lo siento, Laura. No sé qué me pasó.
-Yo: No pasa nada -sonreí- pero tú, igual que yo, sí sabes qué te pasó.
-Caro: No vayas a decir lo que creo que vas a decir.
-Yo: Sí -asentí- celos.
-Caro: Te dije que no lo dijeras.
-Yo: Pero es la verdad.
-Caro: No es verdad.
-Yo: Sí es verdad. Te gusta Carlos, desde siempre. Admítelo. Se te nota mucho, todo el mundo lo sabe.
-Caro: ¿Todo el mundo? Carlos, no.
-Yo: Bueno, pero ya sabes que él es un poco... ¿estúpido? Sí, estúpido. Lo digo con cariño, eh -reí.
-Caro: Bueno, vale, sí, me gusta -reconoció.
-Yo: ¡Lo sabía! -exclamé- ¿sabes? Hacéis buena pareja.
-Caro: No creo.
-Yo: Te digo yo que sí.
-Caro: Bueno da igual. Lo que quería decirte es que lo siento, y ya está.
-Yo: Vale, no te preocupes -sonreí y acto seguido, la abracé.

A la mañana siguiente me desperté por el sonido de mi móvil. Con los ojos cerrados y medio dormida, alcé mi brazo sobre la mesa intentando encontrar el móvil. Entreabrí un poco los ojos y vi quien llamaba, Justin.

*LLAMADA TELEFÓNICA:

-Yo: Hola, cariño.
-Justin: Hola, princesa. ¿Te he despertado?
-Yo: Mmm, ¿te soy sincera? Sí, me has despertado -reí.
-Justin: Laura, lo siento.
-Yo: Bah, no te preocupes. ¿Qué hora es?
-Justin: Eh, las doce y media.
-Yo: ¿Tan tarde? -grité.
-Justin: No es tan tarde -rió.
-Yo: Ya, pero suelo despertarme a las... diez o así -reí- bueno, ¿qué querías?
-Justin: Pues nada, saber si puedo ir a tu casa.
-Yo: Claro -reí- ¿por qué preguntas?
-Justin: Es para hablar con Carlos y Raquel y como ayer no me dejaste.
-Justin: Vale, bueno, ¿voy ya?
-Yo: Supongo que ya están despiertos, ven ya. Adiós, Justin.
-Justin: Hasta dentro de cinco minutos, princesa.

*FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA:

Me levanté de la cama y fui al baño. Después bajé, fui a la cocina y me hice el desayuno: cereales con leche. Cogí el vaso con cereales y fui al salón. Caro, Raquel y Carlos ya estaban despiertos, estaban viendo la tele.

-Caro: ¡Buenos días! -sonrió.
-Yo: Hola -sonreí.
-Raquel: Tus padres se fueron esta mañana a no sé dónde. Creo que iban a estar todo el día fuera.
-Yo: Ah, qué bien.

Me senté en el sillón, pero justo cuando lo hice sonó el timbre. Justin, seguramente. Fui a abrir la puerta y, sí, era Justin.

-Yo: Hola -sonreí y lo besé.
-Justin: Hola, ¿todavía estás en pijama?
-Yo: Sí, ¿te recuerdo que alguien me ha llamado hace cinco minutos y me ha despertado?
-Justin: Ah, es verdad. Lo siento.
-Yo: No pasa nada -sonreí- pasa.

Justin entró y fue al salón, donde le dije que estaban Raquel y Carlos. Me senté sobre el sillón y, ahora sí, empecé a desayunar.

-Justin: ¡Hey, hola!
-Caro: ¡Hola!
-Raquel: ¡Hey! -sonrió.

Carlos no le saludó, la única vez que habló con Justin también fue así de borde, pero dadas las circunstancias, nadie dijo nada al respecto.

-Justin: A ver, quiero hablar con vosotros -señaló a Raquel y a Carlos.
-Caro: ¿Me voy?
-Justin: ¡Claro que no! -rió- Bueno, a lo que iba, que ya sé lo de vuestro padre. Lo siento mucho.
-Raquel: No te preocupes, no tiene nada que ver contigo.
-Justin: Bueno, pues Laura me dijo que no había vuelos disponibles a España hasta dentro de un par de semanas, ¿no?
-Carlos: Sí, y ¿qué quieres?
-Justin: Mmm, tengo un Jet privado. Os lo puedo dejar para que viajéis a España. Si queréis, claro.
-Raquel: ¿En serio?
-Justin: Claro -sonrió- y después, cuando vuestro padre ya esté mejor, también podéis volver en el Jet, para continuar las vacaciones.
-Raquel: ¡Justin, gracias!
-Carlos: Gracias -dijo seco. Aunque que él agradeciera algo, era demasiado.
-Justin: Podéis ir a España cuando queráis, a partir de mañana. Hoy le harán revisiones.
-Raquel: Entonces, ¿mañana podemos ir?
-Justin: Sí -afirmó- solo tenéis que decirme sobre qué hora os iréis.
-Raquel: No sé. Carlos, ¿a qué hora?
-Carlos: Por la mañana, ¿no?
-Raquel: Como quieras -se encogió de hombros.
-Carlos: Justin, ¿podemos salir sobre las doce?
-Justin: Claro.
-Carlos: Pues mañana a las doce salimos para España.
-Raquel: Bueno, pues me voy a hacer la maleta, que sino después no tengo ganas -rió y subió a hacer su maleta.
-Carlos:Yo también -se levantó- Gracias, Justin.

Subió y fue hacia la habitación de Caro y Raquel, donde estaba su maleta.

-Justin: Laura.
-Yo: Dime -giré la cabeza hacia él.
-Justin: ¿Vamos a dar una vuelta?
-Yo: Claro -sonreí.
-Justin: Te cambiarás de ropa, ¿no? -me miró raro.
-Yo: No, voy a ir con mi pijama de Mickey Mouse -lo miré mal- pues, ¿tú que crees? -reí.
-Justin: Menos mal -rió.
-Yo: Perdona que te diga, pero mi pijama es muy bonito, eh -reí- bueno, espérame voy arriba a cambiarme, ahora vuelvo -le di un pequeño beso.

Fui a la cocina, dejé el vaso y subí a mi habitación.[YOUR HAND HERE, LEED SU NOVELA:)] Me puse una camiseta morada con unos vaqueros cortos y unas supras también moradas. Me maquillé un poco y me planché el pelo. [Y YA QUE ESTOY... LEED LO DE ABAJO, QUE CASI NUNCA LO LEÉIS ¬¬ OS QUIERO;)]Tardé unos treinta minutos. Bajé.

-Yo: Justin, vámonos.
-Justin: Venga, vamos -sonrió. Se levantó del sofá y me cogió de la mano- Adiós -se despidió de Caro y de Raquel y Carlos, que ya estaban abajo.

Salimos y fuimos hacia la casa de al lado, la suya.

-Yo: ¿Vamos a tu casa?
-Justin: No, voy a por las llaves del coche. Ahora vengo -sonrió.

Entró a su casa a por las llaves, mientras tanto yo esperé afuera. Al cabo de cinco minutos Justin salió.

-Justin: Laura, ya estoy. Móntate en el coche.

Nos montamos en el coche. Bonito coche, por cierto. Y Justin arrancó.

-Yo: Bueno, y ¿adónde vamos? Me tienes intrigada.
-Justin: Eh... no lo sé, no he pensado nada. Esperaba que escogieses tú -rió.
-Yo: Ah -reí- pues, no sé, ¿a dónde quieres ir?
-Justin: Princesa, yo tampoco sé. Me da igual.
-Yo: ¡Ay, que me has dicho princesa! -lo besé.
-Justin: Como te digo siempre -rió.
-Yo: Lo sé. Eres más mono -reí.
-Justin: Bueno, ¿quieres ir al centro comercial?
-Yo: Claro -me encogí de hombros- pero tenemos dos problemas.
-Justin: Sórprendeme.
-Yo: No tengo dinero. Y, habrá fans locas -reí.
-Justin: Lo del dinero no es problema, yo sí tengo. Mmm, las fans... -puso cara de pensativo- vale, eso sí es un problema -rió.
-Yo: Entonces... podemos ir a otro sitio, si quieres.
-Justin: No. Nosotros somos una pareja normal.
-Yo: A ver, sí, una pareja normal sí somos -reí- pero tú eres famoso, ya sabes...
-Justin: Da igual, intentaré camuflarme.
-Yo: ¿Camuflarte? -reí- eso tengo que verlo.

En unos diez minutos llegamos al centro comercial. Justin aparcó.

-Justin: Laura, entra por la puerta de delante. Yo entraré por la de atrás, por la de los cines, ¿vale? Es para no llamar demasiado la atención.
-Yo: Vale -sonreí- ¿te veo en cinco minutos en frente del cine?
-Justin: Sí -sonrió. Y yo lo besé.