domingo, 29 de mayo de 2011

~Capítulo 20~

Chicas, muchas me habéis dicho que no entendisteis el capítulo anterior. Os resumo: Laura recibe cartas de alguien que NO sabe quién es pero CREE que es Justin. Ella va haciendo lo que las cartas le indican y al final llega a un lugar. Cuando está allí recuerda (flashback) que ella estuvo ahí con Justin cuando hicieron un mes de novios. Entonces, al recordar eso empieza a llorar y busca a Justin, pero ve a alguien que ha escuchado lo que Laura ha dicho (que quiere a Justin), pero ese alguien no sabemos quien es hasta este capítulo.



-Yo: Justin, sé que estás ahí. ¿Vas a salir? Venga, esto merece que te perdone -me senté en el suelo- Justin... -suspiré- te quiero -susurré.
-xXx: ¿Qué?
-Yo: Eh... yo, bueno... -me levanté- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
-xXx: El suficiente como para saber todo lo que has dicho.
-Yo: yo... -me lancé a sus brazos y derramé más lágrimas- lo siento, David.
-David: Pero, ¿lo sigues queriendo? ¿siempre lo has querido? -me abrazó.
-Yo: no -le miré a sus profundos ojos azules que en ese momento transmitían tristeza y más tristeza- no lo sé -apreté su cuerpo con fuerza contra el mío. Pero el dejó de abrazarme. Lo miré, su mirada estaba vacía, no me miraba, no sé donde miraba, su mirada no estaba. Parecía estar en otro mundo, otro mundo gris, apagado, y lejos, muy lejos de aquí. Lo volví a abrazar, pero, otra vez, no continuó el abrazo- David...
-David: Laura, será mejor que me vaya -se apartó de mí.
-Yo: Pero...
-David: No, no te preocupes, ¿a quién quiero engañar? Siempre he sabido que amabas a Justin.
-Yo: David, yo te quiero.
-David: Y a él lo amas.
-Yo: No mereces esto -dije en voz alta, pero hablando para mí- soy estúpida.
-David: No digas tonterías, tú no decides de quien enamorarte. Te ha tocado enamorarte de él y ser feliz.
-Yo: Y a ti enamorarte de mí y sufrir.
-David: Pero, el tiempo que he pasado a tu lado, no lo cambiaría por nada.
-Yo: Yo tampoco -me acerqué a él y lo abracé. Apoyé mi cabeza en su pecho y él me siguió el abrazo. Levanté la cara y lo besé, suavemente y con el salado sabor de las lágrimas de ambos. Él giró la cabeza.
-David: Laura, no hagas esto más difícil de lo que ya de por sí es. Me voy. ¿Quieres que te lleve?
-Yo: Sí -asentí.



Fuimos hacia su coche sin hablar. Aunque seguramente él estaría dándole vueltas a todo igual que yo.
Entramos al coche. Se sentó en el asiendo de conductor y yo en el de al lado. Arrancó.



-David: ¿Te llevo a tu casa? -preguntó con la voz entrecortada.
-Yo: Sí.


Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Soy estúpida. Es lo único en lo que pensaba. ¿Por qué demonios pensé que todo eso lo había hecho Justin? ¿Por qué dije que quería a Justin? ¿Por qué nací? Le he estropeado el día a David, y también me he estropeado el día a mí. Si yo no existiera... todo sería mejor. Soy imbécil.




*NARRADO POR DAVID:



¿Para qué he preparado yo nada? Ella ni siquiera ha pensado que fuera yo, directamente pensó que era Justin. Me hice ilusiones. Ella me quiere, pero como amigos. Soy estúpido, muy estúpido.



*NARRADO POR LAURA:



Llegamos a mi casa. Aparcó en frente del jardín. Los demás (Ryan, Caitlin, Chaz, Sarah, Justin, Chris y Mónica) estaban en el porche de mi casa.



-Yo: ¿Quieres entrar?
-David: No, gracias -miraba hacia el horizonte.
-Yo: Como quieras, los demás están ahí. ¿Le digo a tu hermana (Sarah) o a tu prima (Mónica) que te vas a tu casa?
-David: Sí.
-Yo: Vale, adiós -antes de salir lo abracé y le di un beso en la mejilla- lo siento -cojí el ramo de rosas que él me había regalado y salí.
-David: Adiós.


Escuché como David arrancaba y se alejaba por la calle hacia su casa que a penas estaba a un par de manzanas. Me acerqué a los chicos que estaban esperando a que yo saliera de casa, por lo que estaban de espaldas.




-Yo: ¿Hola? ¿Qué hacéis?
-Ryan: Nada, esperamos a que salgas.
-Yo: Ya estoy fuera, es más, llevo todo el día fuera.
-Caitlin: ¡Laura! -me abrazó.
-Yo: ¡Hola! -sonreí- Bueno, me voy dentro, adiós.
-Justin: ¿Cómo? Llevamos todo el día esperándote. Desde las 14:30h y son -miró su reloj- las 18h, ahora te vienes.
-Yo: ¿No se os ocurrió llamar al timbre o qué? Y no, no quiero ir.
-Chaz: Si llamamos, pero no nos abrieron.
-Yo: ¿No pensásteis que no estaba en mi casa? ¿Mis padres no os lo dijeron?
-Mónica: Nadie nos abrió.
-Yo: Bueno, ahora los llamaré para saber donde están. Y no, no voy a ir.
-Sarah: Venga, que vamos a la heladería y al parque.
-Yo: ¡Joder! He dicho que no. ¿Sois sordos o algo? -grité ya molesta- Sarah, Mónica, David se ha ido a vuestra casa. Adiós -entré y cerré la puerta.


Subí a mi habitación, tiré el ramo de rosas sobre la cama y empecé a llorar.




-Yo: ¡Soy gilipollas! -grité- ¡Pero gilipollas del todo! -cojí un cojín y lo tiré al suelo- ¡Imbécil! ¡Eso es lo que soy! Arruino la vida de todo el que pasa por mi lado.



Me tumbé en la cama y entre llantos y sollozos, me quedé dormida.



-Alicia: Laura, despiértate, es hora de cenar -me sacudió un poco el cuerpo- Venga, llevas mucho rato durmiendo.
-Yo: ¿Qué? -dije medio dormida.
-Alicia: Que esta mañana te fuiste, ¿recuerdas? Y luego, tu padre y yo también nos fuimos, y cuando volvimos tú estabas aquí dormida. ¿Te acuerdas?
-Yo: Eh... -me vino a la cabeza TODO lo que había pasado esa mañana- sí, sí, ya me acuerdo. ¿Ya es hora de cenar?
-Alicia: Sí, son las -miró su reloj de mano- las 21:30h. ¿Bajas a cenar o qué?
-Yo: Sí, sí, ahora voy.


No tenía muchas ganas de cenar, pero siempre que tenía un problema no comía, mi madre lo sabía y la verdad es que no tenía muchas ganas de explicarle a mi madre lo que me pasaba. Así que bajé a cenar como una chica cualquiera a la que no le pasaba nada.

Mi madre y mi padre ya estaban sentados en la mesa.


-Yo: Mmm... ¡qué bien huele! ¿qué hay de cenar?

-Juan: Macarrones con tomate.
-Yo: Me encantan.



Me senté en la mesa con ellos y empecé a comer. Llamaron al teléfono de casa.



-Yo: Voy a coger -dije.



A mi padre le molestaba que en mitad de la cena, comida, desayuno... nos interrumpieran, pero ya que lo hacían, prefería coger el teléfono rápido a dejarlo sonar más tiempo y que mi padre se mosqueara.



*LLAMADA TELEFÓNICA:



-Yo: ¿Quién es?
-xXx: Caitlin. Laura, ¿puedes quedar ahora?
-Yo: ¿Ahora? Son casi las 22h, no sé si me dejarán. ¿Para qué quieres quedar?
-Caitlin: Bueno, tú pregunta, y si te dejan te espero en quince minutos en el parque.
-Yo: Vale, espera que pregunte.



*APARTE DE LA CONVERSACIÓN.



-Yo: Mamá, ¿puedo salir con Caitlin?
-Alicia: ¿Ahora? Es muy tarde, ¿no crees?
-Yo: Oh, vamos mamá, no es tan tarde. Además no tardo. Venga, déjame.

-Alicia: Bueno, vale. Pero no tardes.
-Yo: No, no tardo. Gracias.



*EN LA LLAMADA:



-Caitlin: ¿Y bien?
-Yo: Sí, puedo ir.
-Caitlin: Vale, pues ya sabes, en quince minutos en el parque, adiós.
-Yo: Adiós.



*FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA.



Salí de casa y fui al parque, cuando llegué Caitlin ya estaba allí.


-Yo: Hola -le di dos besos.

-Caitlin: Hola, ¿nos sentamos?
-Yo: Vale -me encogí de hombros.



Nos acercamos a un banco y nos sentamos. No dijimos nada.


-Caitlin: ¿Qué pasa?

-Yo: ¿Cómo que qué pasa? -pregunté confusa.
-Caitlin: Sí, ¿qué te pasa con David?
-Yo: ¿A mí? Nada.
-Caitlin: Laura, ¿tú has visto como has llegado esta mañana? Algo ha pasado. Cuéntamelo.
-Yo: Caitlin -suspiré- ha pasado que... (le conté todo)
-Caitlin: ¿Por qué creías que era Justin el de las cartas? David era tu novio, lo más normal era que fuera él, ¿no?
-Yo: Sí, lo sé, pero yo no pensé eso. Yo solo pensé que era Justin que quería que lo perdonase.
-Caitlin: ¿Y lo has perdonado?
-Yo: No he hablado con él.
-Caitlin: ¿Lo vas a perdonar?
-Yo: Supongo -me encogí de hombros.
-Caitlin: ¿Lo sigues queriendo?
-Yo: ¡No!
-Caitlin: Pero, esta mañana, dijiste que sí y David te escuchó.
-Yo: Ya, pero lo dije sin pensar.
-Caitlin: Entonces lo quieres. Lo que uno siente, no se piensa.
-Yo: Pues tal vez, no lo sé -miré el reloj- Caitlin, me voy que le dije a mi madre que no tardaría.
-Caitlin: Vale, adiós -me abrazó.
-Yo: Adiós.



Me fui a mi casa. ¿Lo seguía queriendo? ¿Seguía amando a Justin? Yo... no, no lo sé. Cuando me mira, mi corazón se para. Cuando me sonríe lo único que quiero es besarlo. Cuando me dice “princesa” quiero lanzarme a él y abrazarlo. Cuando pronuncia mi nombre, sonrío. Cuando me dice “perdóname” o “¿podemos hablar?” se me parte el alma, porque una parte de mí lo hubiera perdonado sin explicaciones, ni siquiera se hubiera enfadado con él. Pero, otra parte de mí, la que piensa con la cabeza y no con el corazón, cree que no debo perdonarlo, no quiero defraudar a sus millones de fans, no quiero sufrir porque sé que él puede conseguir a la chica que quiera con un simple movimiento de cabeza. Pero aún así, no puedo hacer nada por cambiar lo que siento hacia él, es algo que no controlo. Es más fuerte que yo. Vale, definitivamente, lo amo.
Abrí la puerta y después, la cerré. Subí al baño, me lavé los dientes y me lavé la cara. Fui a mi habitación y me puse el pijama. Recibí un mensaje.


<<Mañana hablo contigo, princesa. Justin>>




Una sonrisa se dibujo en mi cara cuando lo leí, rápidamente le contesté.



<<Está bien.>>



Dejé el móvil sobre mi mesa y apagué la luz. Me metí en la cama. ¿Qué le diría yo mañana a Justin? ¿Qué le quiero? ¿Qué vuelva conmigo? No lo sabía. Surgiría lo que tuviera que surgir. Cerré los ojos y a los pocos minutos estaba dormida.


PI-PI-PI-PI-PI!




Mierda, se me olvidó desactivar el despertador. Maldije todo lo que se me ocurrió y apagué el despertador. Me levanté y me quité el pantalón, me puse unos vaqueros cortos. Me calcé unas deportivas. Me deshice de la camiseta del pijama y la cambié por una camiseta blanca con un dibujo de Mickey Mouse caída por el hombro. Fui al cuarto de baño, me lavé la cara, me hice una trenza y me maquillé un poco, no demasiado.
Bajé a desayunar, saqué un vaso, lo llené de leche y le eché cereales. En la nevera había una nota.



<<Hemos ido a una reunión del trabajo de tu padre, volvemos a la noche. Mamá y Papá>>



Tiré la nota a la basura y me senté en la silla. Me comí los cereales y subí a por el ordenador. Hacía un montón de tiempo que no lo usaba, así que solo entré en MSN, no quería ver todas las menciones en Twitter ni los mensajes de Tuenti ni mucho menos los correos amenazantes de las fans de Justin en mi correo.
Antes de poder ver quien estaba conectado, alguien me habló. Era Justin.



-Justin dice:
Voy para tu casa, ya.
-Laura(: dice:
Vale.


Justin se desconectó y vi que estaban conectados David y Raquel (una de las amigas de España) Fui a hablar con Raquel.



-Laura(: dice:

Raquel, hace mucho que no hablamos, ¿eh?
-Raquel dice:
¡Lo sé! Laura ¡cuánto tiempo! ¿tú en MSN? ¡Imposible!
-Laura(: dice:
Aquí me ves.
-Raquel dice:
Técnicamente no te estoy viendo.
-Laura(: dice:
Raquel, sabes a que me refiero.
-Raquel dice:
¡Laura! ¿sabes qué?
-Laura(: dice:
¿Qué?
-Raquel dice:
¡Ya mismo vamos Caro y yo para Canadá a veros!
-Laura(: dice:
¿Sí? ¡Qué bien!
-Raquel dice:
Ya, y además, como ya tenemos 18 años, podemos estar el tiempo que queramos.
-Laura(: dice:
Oh, sí, es verdad. Me alegro. ¡Os podéis quedar todo el verano!
-Raquel dice:
¡Pues claro! Bueno Laura, que me voy. Un beso. Te quiero.


Raquel se desconectó y decidí hablar con David.




-Laura(: dice:
David, lo siento.
-David dice:
No te preocupes, lo entiendo. No es tu culpa.
-Laura(: dice:
Ya, pero...
-David dice:
Ni peros ni nada. ¿A qué esperas? Ve y dile a Justin lo que sientes.
-Laura(: dice:
No es tan fácil.
-David dice:
Sí es tan fácil. Solo le tienes que decir que le quieres, como dijiste ayer.



Llamaron al timbre. Supuse que era Justin. Bajé y abrí la puerta y, sí, era Justin.



-Justin: ¿Hoy me vas a dejar pasar, no?
-Yo: Sí, pasa -Justin pasó y yo cerré la puerta tras él- entra al salón. Ahora voy yo, que voy a beber agua.



Cuando salí de la cocina y entré al salón, Justin no estaba. Subí a mi habitación y ahí estaba Justin. Tenía la mirada fija en la pantalla de mi ordenador. Se le veía tan... tan perfecto, tan... tan él. Me acerqué por detrás de él y vi lo que estaba leyendo: la conversación con David.



-Yo: ¿Qué haces? -dije cerca de su oído.



Él se sobresaltó y se giró hacia mí. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía. Miró mis labios y yo miré los suyos. Esos perfectos labios que llevaba tanto tiempo sin besar. Levanté mi vista y él me estaba mirando a los ojos.



-Justin: Nada, no hacía nada -dijo sin apartar su mirada de la mía.



Cogí el ordenador y lo apagué. Me senté en mi cama.



-Yo: Y, ¿qué quieres?
-Justin: Hablar contigo.
-Yo: Sí, hasta ahí había llegado. Quiero saber de qué.
-Justin: De ti, de mí, de nosotros.
-Yo: ¿De nosotros?
-Justin: Sí, de nosotros. Sé que me quieres. Ayer hablé con Caitlin y me dijo que dijiste que me querías, delante de David.
-Yo: ¡Yo no he dicho eso! -me levanté de la cama.
-Justin: Sí lo has dicho.
-Yo: No.
-Justin: Sí.
-Yo: ¡No!
-Justin: ¡Sí!
-Yo: Estúpido.
-Justin: Yo también te quiero -dijo irónico.
-Yo: No he dicho que te quiera -lo miré mal.
-Justin: No lo has dicho, pero lo sabes.
-Yo: ¡Qué no!
-Justin: Laura, aparte de que me lo dijo Caitlin, lo he visto en la conversación con David.
-Yo: Bueno, sí, te quiero, ¿y qué? -Justin sonrió.
-Justin: No, no me quieres.
-Yo: Pero, ¿no has dicho que sí? -pregunté confusa.
-Justin: No me quieres porque me amas -se acercó a mí.
-Yo: Tú me amas, yo no te amo -me alejé de él.
-Justin: Yo te amo, sí, está claro. Pero tú a mí también, ni se te ocurra dudarlo -se acercó a mí.
-Yo: Ni te amo, ni te quiero -seguí retrocediendo hasta que choqué con la pared.
-Justin: Laura, antes has dicho que me querías.
-Yo: Vale, sí, lo reconozco. Te quiero... te quiero lejos de mí.
-Justin: No lo estropees, con lo bonito que estaba quedando -se acercó a mí. Estábamos cara a cara, se acercó a mi oído- Te amo -susurró. Un escalofrío sacudió mi cuerpo de arriba abajo. Lo miré. Su mirada me hipnotizó, me dejó ahí sin saber qué hacer ni qué decir. Justin se fue acercando más a mí, a mis labios. Podía notar como su corazón se aceleraba y mi respiración pasó de ser lenta y pesada a rápida y seguida. Entonces me aparté.
-Justin: ¿Qué pasa?
-Yo: Que ayer corté con David y hoy no voy a hacer nada que pueda dolerle, como besarnos -me aparté aún más de él- adiós.
-Justin: Laura, ¿otra vez?
-Yo: ¿Otra vez qué?
-Justin: Otra vez lo mismo. Mírame a los ojos y dime que no me quieres, dime que no te mueres por besarme ahora mismo -lo miré a los ojos. Le brillaban con esperanza de que no fuera capaz de decirlo.
-Yo: No te quiero. No me muero por besarte ahora mismo -las palabras salieron de mí como bombas, destruyendo todo lo que pasaba por su camino. Justin me miró a los ojos. Sus profundos ojos color miel estaban clavados en los míos que no eran capaces de sostenerle la mirada. Un par de lágrimas cubrieron las mejillas de Justin hasta llegar a sus labios, estos se humedecieron al contacto con las saladas lágrimas. Me acerqué a él. Le sequé las lágrimas- Oh, vamos Justin. No llores -lo abracé- no te quiero porque te amo. No muero por besarte ahora mismo porque muero por besarte a cada instante -me miró a los ojos y esbozó una leve sonrisa- Justin, yo... joder, lo siento, pero no puedo hacerle esto a David. Me quiere, y aún así me ha apoyado para que esté contigo.
-Justin: Laura, te amo, te amo, te amo y te amo. Sé que David sufre, es normal, pero, eso no puede impedir que neguemos lo que sentimos. ¿Me perdonas?
-Yo: ¿Que si te perdono? No hay nada que perdonar -sonreí. Justin dejó de abrazarme, me miró a los ojos y sonrió, yo también sonreí.
-Justin: ¿Puedo...?¿puedo besarte? -dijo tímido. Reí.
-Yo: No tienes que preguntarlo.



Me cogió de la barbilla y levantó mi cara, me miró a los ojos y me hizo temblar. Se acercó a mí, me besó suavemente. ¡Cuánto añoraba sus besos! Esos besos que te dejaban sin aliento. Pasé mi mano derecha por su nuca, mientras acariciaba su pelo. Su respiración chocaba contra mis mejillas mientras que me decía algún que otro “te amo” al que yo le respondía con un “no más que yo”.


-Yo: Te he echado de menos.

-Justin: Yo también -se inclinó sobre mí y depositó un tierno beso en mis labios- ¿bajamos?

jueves, 26 de mayo de 2011

¡TUENTI!

Me han vuelto a quitar el tuenti, sí, estoy HARTA. Pero ellos, claro está, no.
Estoy agregando a todas las que estáis unidas a la página de la  novela "YO TAMBIÉN LEO LA NOVELA DE JUSTIN BIIEBER BELIIEBER :D (SEGUNDA PÁGINA)" pero, hay un número de peticiones limitadas por día, y además, seguro que alguna de vosotras no estáis en la página, así que agregadme a JUSTINBIEBER NOVELAS o a JUSTIIN KISS AND TELL y dejadme un comentario para avisaros cuando la siga, si me hago otro tuenti, que seguramente me haré, os aviso. GRACIAS, osamo(L)

sábado, 21 de mayo de 2011

~Capítulo 19~

-Alicia: ¡Laura, te llaman al teléfono!



Me estiracé y me levanté de la cama. Miré el despertador, eran las 10:30h. ¿A quién se le ocurre llamar a las 10:30h en verano?



-Yo: Mamá, sea quien sea, cuelga. ¡Quiero dormir!
-Alicia: Es Justin -subía por las escaleras.
-Yo: Con más razón todavía, cuelga.
-Alicia: No, si no quieres hablar me parece genial, pero se lo dices tú -me dio el teléfono.


*LLAMADA TELEFÓNICA:




-Justin: ¿Laura?
-Yo: Adiós.
-Justin: ¿Qué te pasa ahora?
-Yo: Que tengo sueño y además, no me gusta hablar con estúpidos. Que ayer habláramos no significa que te haya perdonado.
-Justin: Sé que no me perdonaste.
-Yo: Entonces, ¿qué quieres?
-Justin: Está claro, quiero que me perdones.
-Yo: Lo que te iba diciendo, adiós.


*FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA:



Colgué y me volví a acostar. A las dos horas, me desperté. Eran las 12:30h. Bajé y desayuné algo ligero, una manzana. Me senté en el sofá y encendí la tele. Puse MTV. Cita para tres. Programa un poco estúpido y entretenido, pero también estúpido. Sinceramente, si mi novio me dice que ha estado saliendo conmigo y con otra chica a la vez, ni se me ocurre quedarme en la casa a luchar por él. Ni loca. Me iría. Pero bueno, al fin y al cabo, es entretenido.




-Yo: ¡Qué asco! ¡Estos padres son tontos! ¿Pero cómo han escogido a ese? Si el otro era más simpático, amable y guapo. Eso está comprado -protesté.
-Juan: Hija, no te van a oír -gritó desde la planta de arriba.
-Yo: No te van a oír -lo imité.
-Juan: ¿Qué?
-Yo: Nada, nada.


¡DING DONG!



-Yo: Mamá, abre tú -le grité.

-Alicia: Laura, estás a dos metros de la puerta, ¿qué te cuesta abrir? -se dirigió a la puerta.
-Yo: Mucho, ni te imaginas. Además, tú estás de pie.



Mi madre abrió la puerta.



-Alicia: Laura, es para ti -dijo desde la puerta.



Me levanté y fui a la puerta, había una carta.



-Yo: ¿Es para mí?
-Alicia: Sí, pone tu nombre -lo señaló.



Cogí la carta, cerré la puerta y subí a mi habitación. Me tumbé en la cama y la leí.



<<Laura, vístete y ve al autobús. Te montas en el número 33 y te bajas en la tercera parada. Te amo.>>


Antes de pensar “¿Quién es?” “¿Cómo sabe dónde vivo? ¿Por qué sabe como me llamo?” Y muchas otras preguntas por el estilo, lo único que pensé fue: ¿Justin? No, no puede ser. ¿Para qué haría eso? Bueno, si lo pienso bien... Sí, sin duda alguna tiene que ser él.

Vale, voy a ir, pero se la va a cargar. Oh, sí.
Me vestí simple: vaqueros cortos, camiseta de mangas cortas y unas “converse”
Salí a la calle, fui a la parada de autobús e hice lo que la carta indicaba: montarme en el número 33.
Cuando me bajé estaba en un parque. Bien. ¿Ahora qué? Me llegó un mensaje de un número privado.



<<Ve al quiosco, hay otra carta. Te amo.>>



Eso hice, fui al quiosco más cercano.



-Yo: Eh, perdone... ¿tiene algo para mí? -dije tímida.
-Quiosquero: ¿Es usted Laura?
-Yo: Sí.
-Quiosquero: De acuerdo, espere.


Abrió un cajón y de ahí sacó otra carta.




-Quiosquero: Aquí tiene -me la dio.
-Yo: Gracias -sonreí y la cogí- Adiós.
-Quiosquero: ¡Espere!



Me paré y me giré.



-Yo: ¿Sí?
-Quiosquero: Esto también es para usted -dijo a la vez que me daba un ramo de rosas rojas.
-Yo: Eh... gracias -le agradecí.
-Quiosquero: No me las de a mí, déselas al que le envía las rosas.
-Yo: Si supiera quien es... -reí- Adiós.
-Quiosquero: Adiós.


Aspiré el suave aroma que desprendían las rosas que, por cierto, eran muy bonitas y estaban llenas de vida.

Cuando estuve más apartada, empecé a leer la carta.


<<¿Simpático el quiosquero, eh? Ahora, vas a ir a la estación de autobuses y subirte en el autobús que va fuera de la ciudad, al campo. Asiento número 10.>>




Dios, podría haberme mandado directamente a la estación de autobuses.
Caminé hasta que llegué, aunque, tampoco estaba tan lejos. Fueron unos escasos cinco minutos caminando.
Al llegar me subí al autobús que decía la carta y me senté en el asiento número 10. Otra carta.



<<Te tienes que bajar en la última parada. Pídele al conductor la siguiente carta. Te amo. Te amo. Sí, lo he escrito dos veces, es que en la otra carta no lo escribí>>



Esbocé una pequeña sonrisa pero rápidamente la eliminé de mi cara. Era de Justin y por muchas cartas que hubiera escrito y muchos “Te amo” que hubiera dicho, todavía no lo había perdonado. ¿Todavía? ¿Lo iba a perdonar?
Cuando el autobús llegó a la última parada, bajé. No había nadie, todos los demás se habían bajado en otras paradas. Le pedí la carta al conductor.



-Yo: Perdone, eh... -intenté decir. No sabéis lo vergonzoso que es pedirle algo que no sabes qué es a alguien que no conoces.
-Conductor: ¿Sí?
-Yo: Bueno, esto... yo... ¿tiene una carta?
-Conductor: Ah, sí -rió- Así que tú eres Laura, ¿no? -asentí- toma, aquí tienes.
-Yo: Gracias -cogí la carta.



El autobús se fue. Vale. Bien. Yo sola, en la carretera con campo a ambos lados. Genial. Fantástico. Perfecto.
Miré el sobre donde estaba la carta y lo abrí. Leí la carta.



<<Laura, esta es la última carta. Sí, como lo lees, la última. Verás, tienes que seguir dirección al norte unos cien metros, hasta que deje de haber árboles. Te amo.>>



¿Al norte? ¿Dónde está el norte? Justin podría explicarse mejor. Suspiré y empecé a caminar hacia la derecha. Caminé durante treinta minutos. Vale, eso no era el norte. La próxima vez iría con un GPS. Di la vuelta hasta que divisé la parada de autobús. De acuerdo, ahora tenía que elegir otro camino: izquierda, arriba o abajo. Abajo, que cansa menos. Bajé por una colina, y sí, creo que era eso. Había recorrido unos cien metros y ya no había árboles, tenía que ser eso. En cuanto llegué, recibí un mensaje de un número privado.



<<Bien, ya veo que has llegado -inmediatamente giré mi cabeza pero no vi a nadie- quiero que sigas por el sendero que hay más adelante hasta que llegues a una especie de barranco. Te amo.>>



Me adentré en el sendero y caminé a través de él. Aire puro. ¡Qué bien! Hacía mucho tiempo que no respiraba aire puro, era fantástico. El cielo estaba despejado y el sol brillaba radiante. Al final del sedero, como decía la carta, llegué a un barranco. Me acerqué y bajé, no, no podía ser.


[FLASHBACK]



Cuando bajamos me quedé sin habla. Estábamos en un amplio prado repleto de violetas, eran moradas con algunos tonos azulados, era precioso. Todo estaba lleno de violetas, mirase donde mirase, lo único que veía eran violetas, grandes, pequeñas, moradas, azules, pero solo violetas. Olía muy bien. Se podía apreciar su suave pero intenso aroma. Miré a Justin y le sonreí. Él me hizo un gesto con la mano para que dirigiera la mirada donde él me indicaba, y así lo hice.

Os he dicho que era precioso, ¿verdad? Pues me quedo corta. Cuando miré hacia donde él señalaba pude divisar un lago, era inmenso, el sol se reflejaba en el agua, por lo que había un brillo sobre su superficie. Aquello parecía el paraíso. Error. Corrijo, aquello ERA el paraíso.



-Justin: Y... ¿qué dices? ¿te gusta?
-Yo: No, no me gusta -Justin me miró con cara rara, estaba claro que a quien no le gustase aquello le pasaba algo en la cabeza- Justin, ¡me encanta! ¡Es precioso!
-Justin: Uff, por un momento pensé que no te gustó. Sí, ya te dije que era precioso.
-Yo: Pero, ¿cómo conocías este lugar?
-Justin: Ah, nada, un día con los chicos que nos perdimos -rió.
-Yo: Pues menos mal que os perdisteis, sino, no estaríamos ahora aquí -me acerqué a él.
-Justin: Pues sí, menos mal que nos perdimos -se acercó a mí.
-Yo: ¿Sabes? Me encantas -puse mis brazos alrededor de su cuello y lo miré a los ojos.
-Justin: ¿Sabes? Tú a mí también -apoyó su frente en la mía y me rodeó por la cintura.



Nuestras miradas estuvieron fijas una en la otra durante bastante tiempo. Nos besamos. Un beso dulce. Apasionado. Lleno de amor. Lleno de necesidad.Y sobretodo, largo.



[FIN DEL FLASHBACK]



Todo seguía igual desde la última vez que Justin y yo vinimos. Todo seguía igual de bonito desde el tres de agosto de 2010, fecha en la que teníamos dieciséis años e hicimos un mes juntos.
Todo estaba precioso. Un par de lágrimas recorrieron mi rostro hasta precipitarse contra el suelo.



-Yo: ¿Justin?



Pero no hallé respuesta. Lo volví a intentar.



-Yo: ¿Justin? ¿Estás ahí?



Seguía sin obtener respuesta.



-Yo: Justin, sé que estás ahí. ¿Vas a salir? Venga, esto merece que te perdone -me senté en el suelo- Justin... -suspiré- te quiero -susurré.
-xXx: ¿Qué?
-Yo: Eh... yo, bueno... -me levanté- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
-xXx: El suficiente como para saber todo lo que has dicho -giró la cabeza.
-Yo: yo... -me lancé a sus brazos y derramé más lágrimas- ...

miércoles, 18 de mayo de 2011

IMPORTANTE: TUENTI

Me han vuelto a quitar el tuenti, sí, otra vez... estoy harta de la gente que no tiene otra cosa mejor que hacer que denunciar tuentis!
Agregadme a RESERVA JUSTIN BIIEBER BELIIEBER o JUSTINBIEBER NOVELAS, si me hago otro tuenti os avisaré:)
Tenía previsto subir hoy o mañana un capítulo, pero ahora, no puedo, ¿cómo os aviso? imposible.
Por eso, la seguiré lo antes posible, que es cuando tenga a todas o casi todas las lectoras.
Muchísimas gracias:) Y recordad: RESERVA JUSTIN BIIEBER BELIIEBER o JUSTINBIEBER NOVELAS

domingo, 15 de mayo de 2011

~Capítulo 18~

Me duché, me puse un vestido blanco por encima de las rodillas con unos tacones altos beis y un bolso de mano también beis. Me recogí el pelo y me dejé dos mechones sueltos a cada lado. Me maquillé un poco y me fui a la discoteca.
Eran las 23h estábamos todos dentro bailando, bebiendo, cantando... Resumiendo, estábamos pasándonoslo bien.



-Yo: David, voy a la barra, ahora vuelvo.



No sé si me escuchó porque él siguió bailando. Me acerqué a la barra.



-Camarero: ¿Qué desea?
-Yo: Eh...
-Camarero: ¿Ron con coca cola? -me ofreció.
-Yo: No, deme una fanta de limón -no iba a tomar nada con alcohol, ya había bebido bastante.
-Camarero: Claro -se alejó al otro lado de la barra- ¿Con hielo?
-Yo: Sí, por favor.


Me dejé caer sobre uno de los taburetes, apoyé mis codos en la barra y deje descansar mi cabeza entre mis manos. Estaba cansada, eran ya las 05h de la mañana y llevaba seis horas bailando sin parar y bebiendo. Aunque, tampoco bebí tanto. Sabía lo que hacía. El problema eran los demás, estaban... ¿borrachos? No, lo siguiente. Y sería yo la que se tendría que encargar de que todos llegaran a su casa sin chocarse con ninguna farola o árbol.




-Camarero: Aquí tiene -dejó la fanta delante mía.
-Yo: Gracias -sonreí en una muestra de agradecimiento.



Me bebí la fanta y miré el móvil. Las 05:30h. Me dirigí a la pista y seguí bailando con los demás.
De repente, noté que alguien me tocaba la espalda, me giré bruscamente y vi a Justin con Kayla.



-Kayla: ¡Hola! ¡Cuánto tiempo! -me abrazó.
-Yo: Sí, cuánto tiempo... -simulé alegría pero, por lo visto, parece que no se lo tragó.
-Kayla: ¿Te pasa algo?
-Yo: ¿A mí? Nada, que estoy cansada -esbocé una falsa sonrisa.
-Kayla: Ah, vale, me alegro. ¿Y qué tal?
-Yo: ¿Yo? Estoy genial -resalté el “genial” para que Justin lo notara- Y, Kayla, ¿qué haces tú por aquí? -intenté que no se notara mucho el cambio de tema.
-Kayla: Pues he venido a pasar el día aquí, me invitó Justin -Justin la miró extrañado- mañana a primera hora me voy -sonrió.
-Yo: Pues espero que te lo hayas pasado bien hoy. Me voy a seguir bailando.



Sin dejarle responder me volví con los chicos. La música estaba a todo volumen y nosotros bailábamos todo lo que ponían: pop, rock, reggaeton, rap... absolutamente todo. Nos lo pasábamos genial.



-xXx: Laura, ven.



Me giré y ahí estaba otra vez Justin, esta vez sin Kayla. No le respondí, le di la espalda y me fui. Él me siguió.



-Justin: Laura, por favor.



Seguí caminando. Y a la vez negando con la cabeza sus súplicas.



-Justin: Laura, ¿te acuerdas que te dije que cuando acabara la gira te lo explicaría?



Esta vez, no iba a ser menos, así que, tampoco le contesté. Me dirigía a los baños femeninos.



-Justin: Laura -me cogió del brazo y me paré en seco- por favor -suspiré y me giré. Tenía a Justin frente a frente, hacía tiempo que no lo tenía así, desde su concierto en Toronto.
-Yo: ¿Qué? -grité- ¿Qué c*ño quieres? -esas fueron las primeras palabras que dije a Justin desde que llegó a Canadá.
-Justin: Quiero hablar.
-Yo: Pues habla -me callé- pero no conmigo.
-Justin: Laura, ¿por qué eres así?
-Yo: ¿Cómo soy? ¿estúpida? ¿tonta? ¿inútil? ¿ingenua? ¡Dime! ¿Cómo soy?
-Justin: Sí, eres todo eso, ¿contenta? -me miró y suavizó su tono de voz- ¿por qué no me dejas explicarme?
-Yo: ¡Porque no quiero! ¿Te vale?
-Justin: No, no me vale. Quiero que hablemos. Y de aquí no me muevo hasta que no me escuches.
-Yo: Pues quédate ahí y no te muevas, que yo sí me voy.



Y sin decir nada más, me marché, me acerqué a los chicos y me quedé con ellos.



-David: Laura, vámonos ya. Que mañana voy a tener un dolor de cabeza...
-Yo: Vale -reí- no es mi culpa que hayas bebido tanto.



Salimos de la discoteca y cada uno se fue a su casa. Yo acompañé a David.



-Yo: Adiós, mi amor.
-David: Adiós preciosa -me besó y entró a su casa.


Empecé a caminar en dirección a mi casa. Eran las 8h, estaba empezando a amanecer. Algunos pájaros ya piaban felices, los rayos del sol eran cálidos aún estando en marzo. El aire era fresco y puro. Una ligera brisa azotaba las hojas de los árboles produciendo un extraño sonido. Las nubes eran blancas, parecían estar hechas de algodón, parecían ser de mentira. El cielo lucía un intenso color azul.

Me estaba acercando a mi casa, en la casa de al lado había un hombre sentado en el jardín. Yo pasé por delante y disimuladamente lo miré, era Justin. Ah, es verdad, era su casa. Entré al jardín de mi casa y busqué las llaves en mi bolso.



-xXx: ¡Laura!


¡Mierda! ¿Qué quiere ahora? No le hice caso y seguí buscando las llaves.




-Justin: Laura, venga, déjame explicarte.



Justin en el umbral de la puerta mirando al frente.



Y así pasaron el resto de los días: ir al instituto, estar con los amigos, estar con David, Justin suplicándome que le dejara explicarse, de vez en cuando íbamos a alguna fiesta y discoteca.



24 Junio, 2013:



Salimos del instituto muy contentos porque ya, definitivamente, habíamos acabado el instituto.



-Ryan: ¡Vámonos a la playa! -propuso.
-Chaz: ¿Para qué?
-Ryan: Para celebrar que hemos acabado el curso y empieza el verano.
-Caitlin: ¡Vale!


Después de ir a nuestras casas a comer y a cambiarnos de ropa, fuimos a la playa. Nada más llegar, solté la toalla, me quedé en biquini y me metí en el agua.




-Yo: ¡Vamos! ¡Bañaros!


Ryan, Caitlin, Mónica, Chris, Justin, Chaz, Sarah y David corrieron a la orilla y se bañaron. Estuvimos jugando a ver quien ahogaba a más personas, también jugamos con una pelota, jugamos a “las luchas” que consistía en subirse a caballito encima de tu pareja y derribar a la otra pareja y a un montón de juegos más.



-Yo: Yo me voy ya afuera que con tanta agua que he tragado me duele la garganta -dije a la vez que me bajaba de los hombros de David.




Salí del agua, me tumbé en la toalla boca arriba y me puse unas gafas de sol. Solo llevaba quince minutos fuera del agua pero la temperatura era tan alta que ya estaba seca. El sol ya empezaba a quemarme así que fui al quiosco a comprar una botella de agua fría para refrescarme. Despues volví a la toalla, miré al agua y allí seguían todos jugando y bañándose. Me percaté de que Justin estaba saliendo del agua. Lo ignoré y me tumbé en la toalla. Me puse los auriculares, cerré los ojos y simulé que escuchaba música.


-Justin: Laura, llevo más de tres meses intentando hablar contigo y tú no quieres, pero eso se ha acabado, hablas hoy conmigo sí o sí.




Yo lo escuché perfectamente pero no le contesté. A los pocos minutos Justin estaba impaciente.



-Justin: Laura, aunque sea dime que no quieres hablar, aunque está claro que sí vamos a hablar.



Finalmente Justin pasó sus manos por mis orejas y me quitó los auriculares. Yo abrí los ojos y le miré.


-Yo: ¿Qué haces? Lo estaba escuchando -protesté. Justin se puso un auricular.

-Justin: ¿El qué escuchabas? Está apagado.
-Yo: Lo sé -me levanté y me puse frente a él- Justin, ¿cómo me vas a suplicar hoy que te escuche? ¿Saltando? ¿Corriendo? ¿Bailando? [Fuera de la novela: Ojalá Justin bailara delante mía *.* Aww:$]
-Justin: Laura -suspiró- por favor. Solo te pido cinco minutos, y si en cinco minutos no me da tiempo a explicarme, me aguantaré y no te lo acabo de explicar. Venga, por favor. Solo escúchame, aunque luego sigas así. Por favor.
-Yo: Justin, vale.
-Justin: ¿Vale? -dijo sorprendido.
-Yo: Vale, pero no ahora.
-Justin: Entonces, ¿cuándo?
-Yo: Cuando los peces vuelen y los pájaros lean.
-Justin: ¡Laura! ¡Ya estoy harto! ¿Qué te cuesta escucharme? -gritó histérico.
-Yo: ¡Pues me cuesta mucho!
-Justin: Yo ahora me voy a mi casa, pero quiero que sepas que voy a hablar contigo, sí o sí -dijo ahora calmado.



Pasó por mi lado, recogió sus cosas y se fue.
Después los chicos acabaron saliendo y nos fuimos a nuestras respectivas casas.



Eran las 23h y estaba viendo en la tele una película que se llamaba “Scream4” [Sí, ya sé que todavía sigue en los cines, pero no he visto ni la 1 ni la 2 ni la 3 y la 4 me gustó(:]En la película moría gente, gente y, por supuesto, más gente. Yo estaba con los pies sobre el sofá por si acaso había alguien debajo, claro que no iba a ver nadie, pero viendo una película de terror, pierdo el sentido. Entonces llamaron a la puerta. Yo grité y di un salto.



-Yo: ¿Quién es ahora?



Fui a abrir la puerta pero no sin antes asomarme por la mirilla, no había nadie. Vale, esto ya me asustaba. Pero yo, como en todas las películas, en vez de quedarme dentro y no abrir, hice justamente lo contrario, abrí la puerta y efectivamente, no había nadie. Di un paso adelante y miré a ambos lados, seguía sin ver nada, así que me giré y entré en mi casa. Antes de entrar, una mano se posó en mi hombro. Volví a gritar. Me giré y era Justin.



-Yo: Tú eres tonto, ¿verdad? Me has dado un susto de muerte.



Justin me empujó hacia dentro de la casa y cerró la puerta.



-Yo: ¿Qué haces?
-Justin: Entrar a tu casa, ¿no lo ves?
-Yo: Conmigo no te pongas chulo, eh -advertí.


Me empujó contra la pared.



-Justin: Tú y yo tenemos algo pendiente, ¿recuerdas?

-Yo: ¿Qué tenemos pendiente?
-Justin: Tenemos pendiente hablar.
-Yo: Pues espera sentado yo, repito, no voy a hablar contigo -sonreí.
-Justin: ¡Laura! -gritó.
-Yo: ¡Calla! -le puse la mano en la boca- mis padres están durmiendo -retiré mi mano.
-Justin: Por favor, te lo he pedido un millón de veces.
-Yo: Un millón una.
-Justin: Vale, un millón una -sonrió.
-Yo: Cinco minutos, cinco.
-Justin: Princesa, -lo interrumpí.
-Yo: De princesa nada.
-Justin: Laura, yo era el novio de Kayla, sí. Pero solo era marketing. No soy así, nunca me iría con otra chica si tengo novia. Y menos aún, si esa novia eres tú. La gira ya ha acabado entonces, ya no tengo que seguir con ella, es más, no estoy con ella.
-Yo: Pues si solo era actuar, como tú dices, ¿por qué la besabas? Podías actuar sin besar. Y me lo podrías haber dicho hace un año y medio, no ahora. Sabes perfectamente que no hubiera contado que era marketing, a nadie.
-Justin: Me dijeron que no se lo contara a nadie.
-Yo: Vale, eso lo puedo dejar pasar. Pero, ¿los besos?


Justin se quedó callado y eso me dolió.




-Yo: ¿Ves? Ni siquiera te puedes inventar una triste escusa -levanté mi mirada, que hasta ahora había estado clavada en el suelo, hacia sus relucientes ojos. Estos se humedecieron y supe que estaba llorando.
-Justin: Laura, vale, tal vez no tenga escusas para los besos, pero...
-Yo: Ni peros ni nada, Justin. Deja de llorar.
-Justin: Laura, por favor, perdóname ¿amigos? -pronunció entre lágrimas.
-Yo: Tus cinco minutos se han acabado -lo empujé hacia afuera y cerré la puerta.

Me apoyé en la puerta y me dejé caer hasta el suelo. Sin saber bien por qué, unas lágrimas empezaron a cubrir mi rostro.