domingo, 28 de agosto de 2011

~Capítulo 28~


*NARRADO POR LAURA:

Caro, Raquel, David y yo nos fuimos lo más rápido que pudimos hacia mi casa. Cuando llegamos, Carlos estaba en el salón sentado sobre una silla con la cabeza apoyada en los brazos. Estaba triste. Mi padre y mi madre estaban a su lado sin decir nada.

-Raquel: Carlos, ¿qué pasa? -preguntó histérica.
-Juan: Ahora te lo cuenta.
-Alicia: No lo agobies.
-Raquel: Pero, ¿qué ha pasado?
-Yo: Raquel, tranquilízate.
-Alicia: Laura, tráele a Carlos la tila que hay en la cocina.
-Yo: Claro.

Fui a la cocina y cogí la tila que después le llevé a Carlos. Cuando se la di, mi alma se partió en dos. Me miró triste, como nunca antes lo había visto.

-Yo: Carlos, no sé lo que ha pasado, pero no te preocupes -lo abracé. Y él hizo un intento de sonrisa.

Ahora mis padres ya no estaban; mi padre había subido a ducharse y mi madre se había ido a cocinar. Caro estaba sentada al lado de Carlos. Raquel estaba frente a Carlos y a su lado, David. Me senté al otro lado de Carlos. Estuvimos un buen rato en silencio hasta que Carlos rompió el hielo.

-Carlos: Veréis, es que... no sé si contarlo.
-Raquel: Carlos, por lo que más quieras, cuéntamelo.
-Yo: Si tiene que ver con vuestro padre, cuéntaselo a ella. No hace falta que nos enteremos nosotros.
-Carlos: Pero, no quiero ver a mi hermana sufrir. No sé si contárselo.
-David: Tómate tu tiempo, pero cuéntaselo.
-Caro: ¿Quieres que salgamos David, Laura y yo?
-Carlos: No, no hace falta -estuvo un rato en silencio- Esperad, ahora vuelvo -se levantó y se fue arriba.

Pasados unos quince minutos Carlos seguía sin bajar. David estaba con Raquel intentando convencerla de que no sería para tanto lo de su padre. Y Caro estaba a su lado, sin hablar. Los dejé ahí, y yo subí para buscar a Carlos. Lo encontré en la primera habitación que busqué, en la mía. Estaba tirado sobre mi cama mientras sollozaba.

-Yo: Carlos, cuéntamelo.
-Carlos: No.
-Yo: Carlos, sé más que nadie que eso que haya pasado te preocupa mucho. No lloras por cualquier cosa.
-Carlos: Es mi padre. Y tú sabes que mi padre es una de las personas que más aprecio. ¿Cómo quieres que no llore?
-Yo: Vale, ahora cuéntame qué ha pasado con tu padre.
-Carlos: Ha tenido un accidente.
-Yo: ¿Qué?
-Carlos: Sí, ha tenido un accidente de coche. Tiene varios huesos rotos y está inconsciente, seguramente caiga en coma.

Me acerqué a él y lo abracé, lo necesitaba. Él me siguió el abrazo.

-Carlos: Gracias Laura, en serio. No sabes cuánto lo necesitaba.
-Yo: No te preocupes. Ahora, cuando estés mejor bajas y se lo cuentas a Raquel, ¿vale?
-Carlos: No sé si podré.
-Yo: Sí podrás. Yo sé que sí.

Bajé y a los pocos minutos bajó Carlos detrás.

-Carlos: Raquel -ella lo miró- papá, papá... ha... -cogió aire- ha tenido un accidente. Se ha roto varios huesos y seguramente caiga en coma -su voz sonaba apagada, triste y entrecortada.
-Raquel: ¿Qué? -las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos. David la abrazó- Pero, ¿cuándo?
-Carlos: Ayer por la noche, pero me han llamado hoy.
-Raquel: Vamos a España.
-Carlos: Ya lo he pensado, pero no podemos salir del país. No hay vuelos disponibles.
-Raquel: Da igual, voy nadando. Yo quiero volver a España.
-Carlos: Es mejor que nos quedemos aquí. Además, no querrás ver a papá tal y como está ahora, ¿no? -le costó decir aquello. Raquel no contestó- Lo suponía.

Raquel comenzó a llorar con más intensidad. David estaba a su lado abrazándola y consolándola. Mientras que Caro intentaba animar a Carlos.

-Raquel: Me voy arriba.
-Yo: ¿No vas a comer?
-Raquel: No, no me apetece.

Raquel se levantó y se fue a la habitación donde había dormido la noche anterior. David fue tras ella.

-Carlos: Laura.
-Yo: ¿Qué? -me giré hacia él.
-Carlos: ¿Puedo echarme aquí un rato? -señaló el sofá.
-Yo: No.
-Caro: Laura, sé que no te cae demasiado bien, pero déjalo, ¿no?
-Yo: No, que suba a mi habitación. Estará mejor.
-Carlos: Gracias.
-Yo: Venga, te acompaño.

Subimos los dos a mi habitación, quité las cosas que había sobre la cama y lo dejé solo para que descansara.
Cuando bajé mis padres ya estaban sentados comiendo, Caro y yo nos sentamos con ellos a comer también. Cuando acabamos de comer, mis padres subieron a su habitación a dormir. Caro y yo fuimos al salón.

*NARRADO POR DAVID:

Raquel se tumbó bocabajo sobre la cama. Yo me senté en la cama de al lado y no dije nada, simplemente me quedé allí. No quería molestarla, pero sí que quería que notase que estaría con ella pasase lo que pasase. Raquel comenzó a llorar, más bien, prosiguió llorando con más intensidad.

-Yo: Raquel, no te preocupes.
-Raquel:Es mi padre, sí me preocupo.
-Raquel: No lo entiendes. Mi padre puede que entre en coma.
-Yo: Es una posibilidad, pero no la única. También puede que se recupere, sin problemas.
-Raquel: Yo no creo eso.
-Yo: Sé optimista.
-Raquel: ¿De dónde quieres que saque el optimismo?
-Yo: Raquel, te aseguro, te prometo, que tu padre se recuperará.
-Raquel: No prometas algo que no está en tu mano.
-Yo: Lo prometo porque sé que así va a ser. Eres una buena persona, así que tu padre seguramente también lo sea. Por lo que no le va a pasar nada.
-Raquel: Es a las buenas personas a las que les sucede lo peor.
-Yo: No siempre.
-Raquel: Pero sí en la mayoría de los casos.
-Yo: ¿Sabes? Si han pasado más de veinticuatro horas desde el accidente, es improbable que entre en coma.
-Raquel: Lo sé, pero mi padre sufre paros cardíacos. Muchos. En este último año ha sufrido algunos muy graves. Y eso, no le ayuda demasiado.
-Yo: Por favor, no pienses en eso. Piensa en positivo: ya mismo estarás otra vez con él, ¿vale?
-Raquel: Eso no lo sé.
-Yo: Yo sí lo sé. Hazme caso.
-Raquel: Además, si... si a mi padre le pasa algo -tragó saliva- ¿qué pasará con mi madre? Ella lo quiere mucho, no creo que pueda seguir adelante. Y sin mi madre, yo tampoco.
-Yo: Raquel, eso no va a pasar, ¿vale? -ella iba a responder, pero yo la interrumpí- mira, ahora duermes un rato y descansas. Yo me voy a quedar en esta cama y también descanso.
-Raquel: Vale. Y gracias, de verdad.

*NARRADO POR LAURA:

-Caro: Laura, ¿qué te pasa con Carlos?
-Yo: ¿Cómo?
-Caro: Sí, estabas muy cariñosa con él.
-Yo: Te has dado cuenta de que su padre ha tenido un accidente, ¿verdad? Simplemente intentaba ser amable.
-Caro: Pero a ti te cae mal, fatal.
-Yo: Sabes perfectamente que es irritante, y que no lo aguanto. Pero ni me cae mal, ni me cae fatal. Además, aunque así fuera, esa no es razón para no tener un poco de compasión con él.
-Caro: Estás saliendo con Justin, deja a Carlos, ¿vale?
-Yo: ¿Perdona? Yo no quiero nada con Carlos. Y si quisiera algo con él, primero: este no es el momento más adecuado; y segundo: antes dejaría a Justin.
-Caro: Laura, no mientas. Se te nota a leguas.
-Yo: ¿Caro? ¿Qué mierda te has tomado? Me conoces muy bien, no sé por qué dices eso.
-Caro: Te conozco muy bien, tú misma lo has dicho. Por eso sé que te traes algo entre manos.
-Yo: Caro, no sé qué te pasa. Bueno, sí, sí, lo sé. Te mola Carlos, siempre te ha molado. Cuando yo era su novia también te molaba. Pero él nunca te ha hecho caso. Y ahora, por alguna razón que desconozco, crees que quiero algo con él.
-Caro: ¿Qué dices? Eso no es.
-Yo: Oh, vamos. No tengo la culpa de que Carlos nunca se haya fijado en ti.
-Caro: Laura, déjame.
-Yo: Déjame tú a mí. Eres tú la que empieza a sacar conclusiones cuando únicamente estaba siendo amable con él. Él y su padre están muy unidos y sé que esto es lo peor que le ha podido pasar jamás a Carlos. Lo sé porque lo conozco, mejor de lo que crees.
-Caro: Déjame -se levantó y salió de la casa.

Pero, ¿qué mierda le pasa a Caro? Ts, ha dicho cosas que no tenían ni pies ni cabeza. Lo que hacen los celos. Lo más gracioso es que no sé por qué tiene celos. No debería tenerlos.
Mi móvil comenzó a sonar. Era el número de Justin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario