domingo, 28 de agosto de 2011

~Capítulo 26~


-Alicia: ¡Laura! -gritó desde abajo.
-Yo: ¿Qué? -contesté desde mi habitación.
-Alicia: ¡Te llaman!
-Yo: ¡Voy!

Me levanté de la cama dónde estaba sentada con Raquel y Caro.

-Yo: Voy abajo, ahora vuelvo.
-Caro: ¡Vale! -sonrió.

Abrí la puerta y bajé para coger el teléfono. Vi el número y enseguida supe quién era, pues me sabía su número de memoria. Era Justin.

*LLAMADA TELEFÓNICA:

-Yo: ¿Hola?
-Justin: Hola, cariño -sonreí.
-Yo: ¿Qué tal?
-Justin: Bien, y espero que tú mejor.
-Yo: Sí ahora que estoy hablando contigo.
-Justin: Voy a ir con los chicos a la playa, ¿queréis veniros?
-Yo: ¿Quiénes? ¿Las chicas y yo?
-Justin: Claro, ¿quién sino?
-Yo: Vale, vamos en un cuarto de hora.
-Justin: Claro. Adiós, te quiero.
-Yo: Adiós, yo más.

*FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA:

Colgué el teléfono y empecé a subir las escaleras.

-Carlos: ¿Adónde vamos? -preguntó a mis espaldas.
-Yo: ¿Qué? -me giré.
-Carlos: Sí, bueno, es para... saber qué ropa ponerme.
-Yo: Querrás decir a dónde vamos NOSOTRAS -remarqué el “nosotras”- tú no vienes.
-Carlos: Ah, ¿no?
-Yo: No.
-Carlos: ¿Y eso?
-Yo: Pues... nadie te ha invitado. Y, aunque te hubieran invitado, tú no irías.
-Carlos: ¿Adónde?
-Yo: A la playa.
-Carlos: Así que, yo no voy a la playa con vosotros, ¿no?
-Yo: Eso es.
-Carlos: Y... ¿me quedo marginado aquí o qué?
-Yo: Mmm... sí.
-Carlos: O, también puedo entrar a tu habitación a buscar información.
-Yo: ¿A buscar información? -reí.
-Carlos: Quién sabe. Tal vez tengas algo escondido ahí arriba. Algo que es alto secreto.
-Yo: Cuando dejes de ver tantas películas, me llamas, ¿vale?
-Carlos: Vale, pero ahora voy a ponerme mi bañador para irme con vosotros a la playa.
-Yo: Carlos, te he dicho que no vienes.
-Carlos: Pues entonces descubro tu secreto.
-Yo: Descúbrelo -reí.

Seguí subiendo las escaleras y dejé a Carlos hablando solo, como siempre. Entré a mi habitación, Caro y Raquel seguían tiradas sobre la cama.

-Yo: Nos vamos -sonreí.
-Caro: ¿A dónde?
-Yo: A la playa.
-Raquel: ¡Sí, aleluya! Hace mucho calor.
-Yo: Pues venga, poneos los biquinis.

Cogí un biquini básico, sin estampados, de color celeste y fui al baño para ponérmelo. Encima del biquini me puse unos pantalones cortos y una camiseta básica. También me puse unas gafas de sol. Me dejé el pelo suelto. Cuando salí Caro y Raquel ya tenían puesto sus biquinis. Caro llevaba un biquini negro y Raquel uno morado.

-Yo: ¿Estáis ya?
-Caro: ¡Sí!
-Yo: Pues, vámonos -abrí la puerta y dejé que Caro y Raquel salieran antes que yo- ¡Papá, nos vamos!
-Juan: ¡Vale!

Cerré la puerta y fuimos hacia la playa. Cuando llegamos, fuimos hacia la zona en la que solíamos sentarnos. Y allí estaban todos los demás. Dejamos nuestras cosas con las de ellos.

-Yo: Hey, ¿y Justin?
-Chaz: Se fue al agua hace un rato.
-Yo: Ah, vale.

Me quité la camiseta y los pantalones y fui hacia la orilla. Miré hacia el mar, y a unos pocos metros de mí, estaba Justin bañándose. El agua le llegaba a la altura de su cintura, por lo que podía admirar su torso desnudo. Estaba de espaldas a mí, mirando hacia la amplitud del océano, así que no podía verme. Me fui metiendo poco a poco en el agua, sin hacer demasiado ruido, para que no se percatara de mi presencia. El agua estaba muy fría. Pero, era verano. Así que no me importó. Estaba justo detrás de Justin, a unos escasos centímetros de poder rodear con mis brazos su cuerpo. Entonces, situé mis brazos sobre sus hombros, y mis manos sobre sus ojos impidiéndole ver.

-Yo: ¿Quién soy? -intenté distorsionar mi voz.
-Justin: Mmm... no sé, ¿alguna pista?
-Yo: No sé si darte pistas.
-Justin: ¿Te gustan las galletas?
-Yo: Sí -reí- ¿a quién no?
-Justin: Ah, ¡ya sé!
-Yo: Ah, ¿sí? Pues, dime, ¿quién soy?
-Justin: ¡El monstruo de las galletas!
-Yo: Soy una chica -reí.
-Justin: Ah, pues... ¿la “monstrua” de las galletas? -reímos.
-Yo: Te quiero -quité mis manos de sus ojos.
-Justin: Te amo, Laura -se giró para así quedar frente a mí. Le sonreí. Y nos besamos.

Después, sin que él se lo esperara, me abalancé sobre él haciéndole caer al agua. Justin estaba bajo el agua mientras yo intentaba que no pudiera salir a la superficie. Me mordió la pierna y yo lo solté. Justin sacó su cabeza del agua.

-Justin: Mmm, sabes bien -sonrió.
-Yo: ¡Tonto, me has hecho daño!
-Justin: Creo recordar que eras tú la que intentaba ahogarme.
-Yo: Estaba jugando -reí.
-Justin: Yo también.
-Yo: Yo no muerdo a la gente jugando.
-Justin: Yo no ahogo a la gente jugando.
-Yo: Vale, estamos en paz -reí.
-Justin: Te amo -me besó y abrazó.

*NARRADO POR RAQUEL:

Estaba sentada junto a David mirando hacia el mar. Viendo como parecía que Justin y Laura interpretaban una película romántica.

-Yo: Joder, eso sí que es amor, ¿eh?
-David: Sí -suspiró.
-Yo: No sé cómo pueden estar tan exageradamente enamorados.
-David: Ni yo, parece ficticio.
-Yo: Me gustaría tener un romance así, sería...
-David: ¿Bonito?
-Yo: Sí, bonito. Laura tiene mucha suerte de tener a un chico como Justin. Tan detallista, tan romántico, tan perfecto.
-David: Laura podría conseguir a mil chicos como él.
-Yo: ¿Tú crees?
-David: No lo creo, lo sé. Es su personalidad, su carácter, su belleza, su todo. Todo en ella es perfecto.
-Yo: ¡David, recuerda que aquí el enamorado es Justin, no tú! -reí.
-David: Sí, Justin -miró a Laura que en ese momento estaba sobre Justin intentándolo ahogar. Y sin querer, sonrió.
-Yo: David.
-David: Dime.
-Yo: Mírame.
-David: ¿Qué? -giró su cabeza hacia mí.
-Yo: Cuéntame qué te pasa o qué te ha pasado con Laura.
-David: Raquel, te conozco de... ¿ayer? -rió.
-Yo: Sí -reí- pero, cuéntamelo. De verdad, solo quiero intentar ayudarte.
-David: No, te lo agradezco, pero no creo que puedas ayudarme -sonrió con amargura.
-Yo: Sí que puedo. Vamos, cuéntamelo. Si te puedo ayudar, bien, sino todo seguirá como hasta ahora. No pierdes nada -me miró- Por favor -le supliqué.
-David: Vale -suspiró- pero vamos a otro sitio, no quiero que estos -señaló con la cabeza a los chicos- se enteren.
-Yo: Claro -sonreí.

Nos levantamos y nos fuimos a la orilla. Empezamos a caminar mientras el agua del mar chocaba con nuestros pies.

-David: Verás, cuando Justin se fue de gira... él, bueno, él salió con Kayla por el marketing y tal, ¿no?
-Yo: Sí.
-David: Pues, Laura se enteró porque lo vio en la tele. Entonces se enfadó con él y cortaron, obvio.
-Yo: Sí, eso también lo sé.
-David: Yo la ayudé a superarlo. Estábamos muy unidos, tanto, que acabamos siendo novios. Durante casi dos años.
-Yo: ¿Sí? No lo sabía -él asintió- y ¿qué pasó?
-David: Que Justin volvió de la gira.
-Yo: ¿Y se fue con él?
-David: Sí, pero no fue algo inmediato. A Justin le costó lo suyo que ella lo perdonara. Aunque, al final, acabó perdonándolo y volvieron a estar juntos. Realmente, siempre supe que ella todavía lo quería. Pero prefería no pensar en ello.
-Yo: Y tú la sigues queriendo.
-David: Es más que quererla, la amo. Fueron dos años de relación. Lo que he sentido por ella no lo he sentido hacia ninguna otra persona. Jamás.
-Yo: Estás enamorado, ¿eh?
-David: Supongo. Pero, no quiero. No debo. ¿Sabes lo que duele estar enamorado de una persona que te es totalmente inaccesible?
-Yo: No, no lo sé.
-David: Pues mejor que no lo sepas, es lo peor que te puede pasar: querer a alguien y no ser correspondido.
-Yo: Lo siento.
-David: No lo sientas, no es tu culpa. Bueno, ni tuya ni de nadie. Sé que ella nunca dejará de querer a Justin, pero yo siempre estaré ahí para ella.

Lo miré y sin pensarlo dos veces, lo abracé. David lo necesitaba.

-David: Gracias.
-Yo: No hay de qué -dije mientras continuaba abrazándolo. 

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