jueves, 13 de octubre de 2011

~NUEVA NOVELA~ [Enferma de amor] Capítulo 2->gg

"Estaba sentada en uno de los bancos del parque. En mi mano derecha sostenía las llaves de casa. Y con la izquierda me apoyaba en el banco. Miré al cielo y sonreí. A pesar de que vivía en una gran ciudad como lo es Madrid, siempre tenía en mente aquel pueblo, mi pueblo. Ese día era precioso, estábamos en plena primavera. Las flores estaban más bonitas que nunca, los pájaros piaban con alegría y el cielo lucía un intenso color azul. Volví a sonreír. Alguien me dio unos pequeños golpes en la espalda, me giré y sonreí aún más.

-Yo: ¿Qué pasa, pequeño? -cogí a Dani y lo senté a mi lado.
-Dani: ¡Lisa, ven! Detrás del tobogán hay un hombre malo -titubeó.
-Yo: No, tranquilo -le coloqué bien un mechón de su rubia cabellera- los hombres malos no existen.
-Dani: Sí existen. Allí hay uno -señaló detrás del tobogán- ¡ven! -se levantó y tiró de mi brazo.
-Yo: Vale, vamos a ver. Pero después vuelvo a sentarme, ¿vale? -él solo asintió.

Me arrastró hacia allí rápidamente. Cuando llegamos se escondió tras mis piernas.

-Dani: Está allí -susurró a la vez que señalaba detrás del tobogán.
-Yo: ¿Dónde? -me alejé un poco de él- ¿ahí? -señalé.
-Dani: Sí -asintió- ven, no te acerques.
-Yo: Pero si ahí no hay nada, no te preocupes -sonreí- ya puedes seguir jugando tranquilo.

La expresión de mi hermano cambió de estar aterrorizado a muy aterrorizado. Señaló algo detrás mía. Intenté girar, pero antes de hacerlo me golpeó la cabeza. Caí al suelo mientras veía los pies de un hombre acercarse a mi hermano. Me sacudí un poco y me agarré a sus pies. Dani salió corriendo, pero aquel hombre se tiró sobre mí y volvió a golpearme la cabeza. Solté sus pies y fue hacia mi hermano, al que también golpeó. Segundos después de haber sido golpeado, mi hermano comenzó a hundirse. Intenté ayudarlo, pero me era imposible moverme. Era como si estuviese sujeta al suelo. De repente, yo también comencé a hundirme."


_________________o_________________

-Yo: ¡Dani! -grité.

Abrí los ojos y me sobresalté. Había sido una pesadilla. Nada de eso había ocurrido. Sonreí. Ahora bajaría al salón y desayunaría. Con papá, mamá y Dani. Después iríamos a dar un paseo, como casi todas las mañanas.
Me estiracé y me fijé en la habitación. Esa no era mi habitación. ¿Dónde estaba? Inspeccioné varias veces a mi alrededor. La puerta se abrió. Era Clara. Mierda. Me eché de nuevo sobre la cama y cerré los ojos. No todo había sido un sueño. La parte del parque, sí. Pero la parte en la que mis padres y mi hermano habían muerto y yo vivía en Canadá con mi tía y mi prima... esa parte no había sido un sueño. Esa era mi realidad.
Abrí los ojos y vi a Clara justo al lado mía.

-Clara: ¿Me estás escuchando? -gritó muy cerca de mi oído.
-Yo: No estoy sorda -protesté, aunque la verdad era que no sabía de qué me estaba hablando.
-Clara: Pues lo pareces -se dio la vuelta y fue hacia la puerta- te decía que gracias a ti y tus gritos me he despertado, estarás contenta, ¿no? -cerró la puerta con todas sus fuerzas y me dejó sola en mi habitación.
-Yo: Asco de vida -susurré.

Bajé a desayunar, Mery y Clara estaban ya sentadas desayunando.

-Mery: ¿Qué tal dormiste, Lisa? -me preguntó.
-Yo: Bastante bien -intenté sonreír.
-Mery: A mí no me ha parecido que hayas dormido bastante bien -rió- ¿has tenido alguna pesadilla?
-Yo: Sí, bueno, pero no fue nada.
-Mery: Me alegro -se levantó- Siéntate aquí -me ofreció su sitio en frente de Clara. Me senté donde me indicó- ¿café? -me preguntó mientras sostenía la cafetera sobre mi taza.
-Yo: Sí, por favor -me echó café en la taza y después un poco de leche.
-Mery: Ahí tienes un par de tostadas -señaló la encimera- cógelas tú, yo tengo que irme, voy a llegar tarde.

Corrió hacia la puerta, cogió el abrigo que había sobre la cómoda y también cogió su bolso. Después se fue.

-Clara: Lisa, me voy al instituto. Tú no empiezas hasta mañana. Estarás hoy sola -se levantó y recogió lo que había sobrado de su desayuno. Me miró desafiante- No entres a mi habitación ni cojas nada que sea mío, ¿entendido? -asentí.

Al igual que su madre, cogió algunas de sus pertenencias que había sobre la cómoda y se fue.
Después de desayunar, pasadas unas horas, decidí salir a conocer un poco Stratford, ya que, visto lo visto, no sería Clara quien me enseñara el lugar.
Me puse un abrigo no demasiado grueso que me compró Mery. Era negro, bastante bonito. Unos vaqueros largos y unas botas, también.
Salí a fuera y vagabundeé por un par de calles en las que solo había casas. Luego llegué a calles más grandes, más transitadas. Estaba bastante cansada, así que ya volvía a casa. Choqué con alguien. Lo miré a la cara y era él, el novio de Clara.

-Yo: ¿Justin? -no recordaba demasiado bien su nombre.
-Justin: Por lo visto has aprendido mi nombre. Qué lástima que yo el tuyo no.
-Yo: Soy Lisa.
-Justin: No me importa.
-Justin: Los idiotas sí, la gente como yo, no.
-Yo: Ah, si los idiotas van a clase... entonces los gilipollas no, ¿verdad?
-Justin: ¿Tú mañana vas a clase? Sí, ¿verdad? Pues ahí tienes tu respuesta, los gilipollas en Canadá también van a clase -sonrió.

Seguí hacia delante hasta que llegué a casa. Ya era la hora de comer. Entré y Clara ya había llegado, estaba preparando la comida.

-Clara: ¿Quieres comer? Pues siéntate.

Hice lo que me indicó y esperé a que me diera mi comida, después empecé a comer.

-Clara: ¿De dónde venías?
-Yo: De dar una vuelta.
-Clara: ¿Y qué? ¿Algo interesante?
-Yo: Pues no, la verdad. Es una ciudad normalita -bebí agua- ah, he visto a tu novio.
-Clara: ¿A Justin?
-Yo: Sí, ¿por qué no va a clases?
-Clara: Es obvio, ¿no? Si fuera al instituto todas las niñas estarían detrás de él a todas horas.
-Yo: ¿Por qué?
-Clara: Porque es Justin Bieber.
-Yo: Y yo Lisa García, y no por eso están todos los chicos detrás de mí a todas horas.
-Clara: No lo entiendes. Justin es cantante desde hace un par de años, ¿cómo que no lo conoces? Es conocido a nivel mundial.
-Yo: Se me ocurre que a lo mejor no lo sabía porque estuve en coma, pero es una estúpida ocurrencia, nada más. No me hagas demasiado caso -ironicé.
-Clara: No sabes lo que te has perdido.
-Yo: No fui yo quien decidió quedarse en coma.

Me levanté de la silla y fui a mi habitación, tenía ganas de descansar.

2 comentarios: