-Yo: Te he echado de menos.
-Justin: Yo también -se inclinó sobre mí y depositó un tierno beso en mis labios- ¿bajamos?
Justin estaba tumbado en el sofá y yo tumbada al lado con la cabeza apoyada en su pecho.
-Justin: Te amo -retiró un mechón de pelo que caía sobre mi cara y lo colocó detrás de mi oreja- te amo, te amo, te amo, te amo...
-Yo: Justin, te creo -reí- no hace falta que lo digas cada dos segundos, a mí no se me olvida -sonreí.
-Justin: Laura, quiero que lo sepas.
-Yo: ¿Crees que no lo sé? Llevas como media hora diciéndolo -sonreí- me ha quedado bastante claro -reí.
-Justin: Más te vale -sonrió.
-Yo: ¿Es una amenaza?
-Justin: Bueno... tal vez -sonrió.
-Yo: Ah, ¿sí? Y, ¿qué pasa si no creo que me amas?
-Justin: Prefieres no saberlo -sonrió.
-Yo: ¿Prefiero no saberlo? -reí- ¿qué es lo que pasaría?
-Justin: Estamos en horario infantil.
-Yo: Ni que estuviéramos en un programa de tele -reí.
-Justin: ¿Quieres saber lo que pasaría?
-Yo: ¡Sí!
-Yo: ¡Justin, para! -intenté decir entre risas.
-Justin: ¿No querías saber lo que sucedería? -siguió haciéndome cosquillas.
-Yo: Sí, pero solo si no te creía, y yo -paré de hablar para poder reír sin ahogarme- sí te creo.
-Justin: Ah, bueno, entonces te dejo -se apartó y se sentó en el sofá junto a mí sin decir nada.
Al cabo de un rato Justin seguía sin hablar.
-Yo: Justin, ¿te pasa algo?
-Justin: No -rió- ¿por qué?
-Yo: Ah, no sé, como no hablas... -me levanté- voy a beber agua.
-Justin: Bésame otra vez.
-Yo: Justin, ¿no tienes calor? -pregunté con un tono de voz sexy y me levanté un poco la camiseta, dejando al descubierto mi ombligo.
-Justin: Ni te imaginas. Hace mucho calor -resaltó el “mucho”
-Yo: Pero, ¿mucho calor o mucho mucho calor?
-Justin: Mucho mucho calor.
-Yo: Si quieres, puedo arreglarlo.
-Justin: Ah, ¿sí? ¿cómo?
-Justin: Laura, ¿qué has hecho? -separó las palabras de una en una.
-Yo: Nada, ¿no tenías calor? Simplemente, te he refrescado -reí- ¿No estás así mejor? -me alejé y dejé el vaso, ya vacío, sobre la mesa.
-Justin: Te vas a enterar.
-Yo: ¿De qué? ¿de que estás mojado? No, de eso ya me había enterado -reí.
-Justin: Tú sigue vacilando, guapa -se levantó y se acercó a mí.
-Yo: Gracias por el cumplido, tú tampoco te quedas atrás.
-Justin: Pero, ¡me he mojado!
-Yo: Ya, es lo que tiene el agua, todo lo que toca, lo moja -sonreí y salí del salón.
-Justin: Estás hoy muy graciosa, ¿no?
-Yo: Tengo motivos -sonreí.
-Justin: Cuéntame esos motivos -sonrió.
-Yo: ¡Han echado en la tele un maratón de Phineas & Ferb!
-Justin: Claro, podrías decir “soy graciosa porque estoy feliz de que estemos otra vez juntos” pero, no, Phineas & Ferb, son Phineas & Ferb. Y eso no se compara con nada.
-Yo: ¡Pues claro que no se compara con nada! -me acerqué a Justin- ¿Sabes? Así mojado estás realmente sexy -lo besé.
-Justin: ¿Te gusta que esté mojado?
-Yo: Me encanta -pasé mi lengua por su labio superior. Él se estremeció.
-Justin: Laura, ¿dónde tienes escondido el vaso de agua?
-Yo: ¿Perdona?
-Justin: Sé que tienes un vaso de agua escondido, como antes.
-Yo: No tengo ninguno -reí.
-Justin: Entonces, ¿por qué dices que estoy sexy?
-Yo: Porque es verdad -sonreí.
-Justin: ¿Sí? ¿Y así? ¿estoy más sexy? -se quitó la camiseta.
-Yo: Muchísimo más -se acercó y me abrazó contra él.
-Justin: Te amo.
-Yo: Yo más.
Justin me cogió como a un saco de patatas y me sacó fuera.
-Yo: Justin, Justin, ¿qué haces?
-Justin: Llevarte a la piscina.
-Yo: Sé ir yo solita.
-Justin: Pero te quiero llevar yo -sonrió.
-Yo: Vale, con esa sonrisa me has convencido.
-Justin: A la de tres nos tiramos, ¿vale?
-Yo: Vale -suspiré.
-Justin: ¡Una...
-Yo: Dos...
-Justin y yo: y tres! -nos cogimos de la mano y nos zambullimos en la piscina.
-Yo: ¿Qué pasa? -dije entre risas.
-Justin: ¡No lo sé! Pero sea lo que sea es muy gracioso -reía.
-Yo: Justin, ¡no puedo respirar!
-Justin: ¿Por qué? -dijo preocupado.
-Yo: Porque me voy a ahogar de reírme tanto -reí y segundos después, Justin también.
-Yo: No, no sé.
-Justin: Con la ropa mojada tú también estás sexy -se mordió el labio.
-Yo: ¿Sí? -me levanté y me senté en la hamaca que estaba Justin.
-Justin: Sí -pasó sus brazos por mi cintura y me acercó, aún más, a él. Me besó- ¿Sabes que te quiero?
-Yo: ¿Y tú sabes que te amo?
-Justin: Sí, sí lo sé -sonrió.
-Yo: ¿Lo sabes todo?
-Justin: Por supuesto.
-Yo: Pues, a ver, dime, ¿cuánto te amo?
-Justin: Mucho, mucho, mucho.
-Yo: Venga, vale, correcto. Y... ¿hasta dónde te amo?
-Justin: Desde aquí hasta el lugar más lejano.
-Yo: Uy, uy, uy, tanto, no, eh -Justin me dio un pequeño golpe con el codo y después, ambos reímos.
-Justin: ¿Y yo?¿Cuánto te amo yo?
-Yo: Pues, no sé, aquí el que lo sabe todo eres tú, no yo -sonreí.
-Justin: Pero te puedo decir las respuestas.
-Yo: Entonces, yo no hago nada, solo repito lo que tú dices -me crucé de brazos, imitando un falso enfado.
-Justin: Bueno, probemos. ¿Qué crees que sería capaz de hacer por ti?
-Yo: Mmm... no sé.
-Justin: Todo -me susurró al oído. Yo me estremecí- vamos, dilo.
-Yo: Serías capaz de hacer todo, repito, todo por mí -lo miré y reí.
-Justin: ¿De qué te ríes?
-Yo: De ti -sonreí- ¿En serio harías cualquier cosa por mí? -pregunté incrédula.
-Justin: Sí -dijo sin siquiera pensarlo- ¿Por qué no haría cualquier cosa por ti? Tú también lo harías por mí, ¿no?
-Yo: Eh... -lo miré- claro... -reímos- Anda, vamos dentro que ya está oscureciendo.
Justin estaba abajo en el salón. Me dirigí a las escaleras.
-Justin: Laura, ¿puedo quedarme a dormir?
-Yo: No sé, no creo, están mis padres -fui a la cocina a por un vaso de agua.
-Justin: No tienen por qué enterarse.
-Yo: ¿Y qué les digo? ¿Papá, mamá, en la cama de al lado de la mía hay un bulto, pero no hay nadie durmiendo, eh? ¿les digo eso? -reí y después me bebí el vaso de agua.
-Justin: No, pero, podría dormir contigo, en la misma cama -yo empecé a reírme- ¿Qué pasa?
-Yo: ¿Estás seguro que solo dormiríamos?
-Justin: Bueno, si tú quieres hacer otra cosa, no me importa -dijo con un tono sexy.
-Yo: ¡Justin! -él rió. Salí de la cocina y fui al salón, me senté a su lado.
-Justin: Laura, no sabes el esfuerzo que estoy haciendo ahora mismo por no saltar encima tuya y comerte a besos -sonreí.
-Yo: ¿Y por qué no puedes comerme a besos? -sonreímos.
-Yo: Justin, las hormonas, contrólalas -me levanté y me coloqué bien la camiseta del pijama. Justin sonrió- Venga, mis padres están al llegar, ¿nos vemos mañana?
-Justin: Claro -sonrió y me besó suavemente.
-Yo: Eres mío, estás marcado -le susurré al oído.
-Justin: Tú también estás marcada -sonrió.
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